Lo que mal empieza, pero acaba. Eso mismo debe haber pensado Seb Ogier este sábado en el Rallye del Ártico Finlandia, segunda escala del WRC. El heptacampeón y defensor francés de la corona con Toyota Gazoo Racing arrancaba la jornada en la decimoquinta posición y con casi un minuto (53,3 segundos) de retraso con la cabeza de la prueba.
Dadas las circunstancias, parecía que el francés podría recortar tiempo con los más rápidos y escalar así unas cuantas posiciones que le acercar al menos al top cinco. Pues, todo lo contrario.
No solo no ha mejorado ningún puesto, sino que se ha hundido en la General hasta la decimosegunda plaza después de ceder casi veinte minutos en un incidente en los compases finales del dlía, ya bajo la luz de la luna.
En el SS8, Ogier (7º) y Oliver Solberg (8º) mantenían un combate durísimo. El sueco, debutante con un WRC, le presionaba situándose a menos de cuatro segundos del galo. Sin embargo, restaban 100 metros para concluir el tramo 'Siikakämä 2' de 27,68 km e irse a dormir sucedió algo inesperado. El veterano corredor de Toyota cometió un error y sufrió una pequeña salida de pista.
Tras el incidente, su Yaris WRC terminó atrapado en un banco de nieve. Y aunque pudieron reemprender la marcha, cuando lo hizo el cronómetro había dictado su sentencia. Había cedido más de diez minutos tratando de liberar el coche del blanco manto.
A sólo 100 metros de la meta del último tramo de hoy Sébastien Ogier y Julien Ingrassia se quedaban atascados en un snowbank. #ArcticRallyFinland
— Rubén Pérez (@RubnPerez) February 27, 2021
Han podido sacar el coche y finalizar el tramo. Eso sí, perdiendo 19:48.1. #WRC
Esto les sucedía: pic.twitter.com/YBLeoUWp6K
Sin duda, al heptacampeón se le ha atragantado la segunda ronda del Mundial de Rallyes desde sus kilómetros iniciales. Penalizado al tener que abrir pista por su triunfo en El Monte, no ha encontrado el ritmo desde el viernes.
Así las cosas, con tan solo dos especiales en juego este domingo, lo tendrá muy difícil para ascender muchos puestos. Al menos, tendrá la motivación del Power Stage donde podría sumar un puñado de puntos que pueden resultar cruciales de cara a la Clasificación del WRC. Sea como fuere, se trata de un tropiezo que puede costarle caro al mito de Gap.
"Fue en la última curva del día. Llegamos con los neumáticos muertos, apuramos un poco demasiado los extremos de la pista, tocamos en esa parte los lados, golpeamos el banco y luego con la parte delantera (del coche). 100m para el final, ¡Es una pena! Es un fin de semana para olvidar de todos modos", se lamentaba Ogier.