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El Rallye de Estonia, tras muchos años de trabajo desde su paso como prueba regional a europea y después como promoción del WRC, hará su debut en el calendario mundialista dentro de apenas unas semanas. Es la prueba de fuego de la organización liderada por Urmo Aava. Y ahora, más que nunca y en las circunstancias de la nueva normalidad, no puede fallar.
Si hay algo que caracteriza a una prueba del WRC es su nivel de seguridad, avances a años luz de lo que fue en décadas anteriores – eso sí, a costa de ver mareas de personas en las cunetas como se ven imágenes del salto de Fafe en los ochenta y noventa por ejemplo. Pero para la FIA, la seguridad es un estándar indispensable y para una prueba que debuta y más en estas condiciones, Estonia no puede fallar ni un solo ápice. Ni tampoco los 16.000 espectadores que estén presentes.
Para hacerse una idea de lo importante que es esto, no hay más que remontarse años atrás al Rallye de Polonia 2017, el que ‘murió de éxito’. Un rallye popular al que acudían masas de todas partes de Europa tras su llegada al calendario en 2014, un rallye de tierra rápido, casi tanto como Finlandia, pero no tan lejano ni tan costoso. Pero en el cual acudía mucha gente y llevaba a mala colocación de espectadores, lo cual llevaba a la organización y la FIA a un gran estrés.
En ese mismo rallye se dio la imagen de un camión de bomberos entrando a contramano en el tramo, evitándolo Simone Tempestini por cuestión de centímetros y décimas. Esa edición sentenciaría el rallye, viéndose ‘relegado’ al calendario del Campeonato Europeo de Rallyes, en el cual figuraba este año antes de ser cancelado debido a los efectos colaterales del covid-19.
Por ello, en Estonia el control de todo el mundo, comenzando por los 16.000 espectadores, será llevado a rajatabla. La organización trabajará mano a mano con la policía local y la fronteriza, todo con el fin de poder tener una oportunidad para que el país natal de los vigentes campeones del mundo Ott Tänak y Martin Jarveoja puedan seguir albergando una prueba del más alto nivel.
“Nuestro mayor peligro es referente a la salud. Si hoy la consejería de sanidad constata que la comunidad de rallyes o los organizadores no pueden controlar a los fans por lo que sea, esto ya pone en peligro el rallye. Si aún así intentas entrar al tramo, pones el tramo en peligro. A la larga, si no podemos actuar aquí y ahora, si no podemos ser responsables, estoy convencido de que no volveremos a tener la oportunidad de albergar el WRC nunca más”, afirmó Aava según recoge Rallye-Sport.