Si lo que estás buscando es que condene, con nombres y apellidos, públicamente a alguien tras los sucesos del Princesa de Asturias, no será aquí. Busco más una reflexión que un linchamiento. No dudo que en el Princesa de Asturias se tuviesen sospechas fundadas sobre sobre infracciones del reglamento de reconocimientos, pero tampoco dudo que si no se siguió adelante era por falta de base legal, y eso es fundamental. Sabemos que hay tramposos, se cierra el cerco sobre ellos… pero hay que demostrarlo legalmente, y eso es lo complicado, y lo malo es que ellos lo saben.
La reglamentación en cuanto a los reconocimientosde las pruebas del CERA está bien claro en su reglamento deportivo, tanto en la forma como en el espíritu. Lo que se busca en todo momento es la mayor igualdad de oportunidades entre los participantes. Para ello se limitan los días en los que poder reconocer los tramos, y otros aspectos como la velocidad y los horarios. TODO lo que sea no haberlos realizado en esos márgenes es TRAMPA, es dopaje, es adulteración de la competición, es, en definitiva, una sentencia de muerte a un deporte que se supone, amas. Y hacerlo no sólo es antideportivo, sino que pone en peligro al resto de participantes por asumir demasiados riesgos intentando compensar su desventaja con respecto a los tramposos.Están poniendo en peligro a los que llaman compañeros, aunque no lo demuestran con sus actos.
Es una pena, más bien, una vergüenza, que cada vez haya que regular más y dedicar más tiempo y recursos para intentar desenmascarar a los tramposos. Las historias de “vacaciones extrañamente cercanas a los tramos” , lo que también está genéricamente regulado, “las visiones de conductores muy hábiles con pelucas sesenteras en zona de rallye “ o los “conductores nocturnos que extrañamente repiten el mismo recorrido cada vez más rápido “, no son nuevas, y anécdotas aparte, son repulsivas. Lo malo es que siguen siendo habituales. A todos ellos hay que echarlos de nuestro deporte.
Estos tramposos, aparte de no jugar limpio, no están haciendo nada bueno para su carrera. Deportivamente, jugar con esa ventaja sólo les puede dar réditos a corto plazo, NUNCA llegaran a saber si son buenos y nunca lo serán, pues siempre participaron dopados. A nivel de imagen, entre los aficionados, que no de seguidores fanáticos, empiezan a estar “marcados” y sólo deseamos que llegue el momento en el que puedan desenmascararles con todas las garantías. Luego vendrán los lloros, las puertas cerradas y la imposibilidad de sacar proyectos adelante por TRAMPOSOS y no, no estaremos ahí para consolar ni para ayudar.
Es muy complicado legislar más aún para estrechar el cerco contra estos tramposos. Hay fugas por todos lados e incluso en los certámenes con recorridos secretos como el CERT empieza a haber también sospechas. Hace falta mucha dedicación del personal de las organizaciones, más aún, y la colaboración de las autoridades para que sean los policías correspondientes los que en su momento puedan hacer una identificación inequívoca de los tramposos con las manos en la masa. Demasiados recursos para atajar a los tramposos. En el resto de casos, mucho me temo que quedará simplemente en una sospecha fundada. TODOS somos jueces de hechos, todos debemos hacer un esfuerzo para expulsar a los tramposos de los rallyes no riéndoles las gracias, sino afeándoles su comportamiento en todo momento. La RFEdA se ha sentido engañada por la conducta antideportiva de unos cuantos, esperamos reacciones y les apoyaremos en esa cruzada. El día que caigan unos pocos, puede que el resto le vea las orejas al lobo, ojalá, porque si no se para, seguirán haciendo daño al deporte.
