El frente deportivo.
Los datos hablan por sí mismos, desde el Rallye RACC de España de 2015, no se producía un abandono de S Ogier en una prueba del mundial. Lo extraño no es que se haya quebrado ese récord, sino que ver al francés fuera de la pista por un accidente o por un problema empieza a ser habitual. En menos de un mes ha cometido dos errores, el de Polonia, un susto al fin y al cabo, y la salida de pista de Finlandia, aunque haya sido por fallo mecánico. Pero ver cómo hay pruebas en las que en ningún momento ha estado en la lucha, y otras como en Suecia en las que un despiste le ha alejado de la victoria, no es normal.
La decisión tomada, tras la renuncia de VW a continuar en el WRC, de fichar por M-Sport con el apoyo de Red Bull, parecía la acertada. Sus compañeros de equipo, o bien estaban en el paro, o bien aceptaban un asiento refugio esperando a ver cómo marchaba la temporada. Situación límite en la que VW dejó a sus antiguos héroes. A la larga, aunque con un buen coche, suficientemente puntero, no es dominador como antaño y cada punto le cuesta como si fuera un recién llegado, no hay más que ver su cara a final de tramo está temporada, congestionada y sudando, y cómo llegaba en años anteriores, sin esfuerzo aparente. De todos los frentes que tiene abiertos, este es el más preocupante, puesto que sin resultados todo lo demás funciona peor.
Tras Finlandia está empatado en cabeza del Campeonato con Neuville, pero un claro indicador de que nada es similar a temporadas anteriores lo vemos en los tramos ganados por cada piloto en lo que llevamos de campaña. Que Ogier sea el sexto piloto con más tramos ganados hasta el momento es un mal indicativo, sólo su experiencia le mantiene en lo alto de la clasificación. Aparte de ser el sexto, es más preocupante que no haya ni un solo mejor tiempo en 4 pruebas, y que tres de ellas sean, precisamente, las tres últimas disputadas. A este ritmo, o cambian las cosas, o le va a ser muy difícil mantenerse en cabeza.
Añoranzas de VW.
Aunque en ambos casos, tanto en VW como en M-Sport, es la figura indiscutible, el número uno del equipo, de puertas hacia adentro no es la misma situación. No es lo mismo estar en un equipo con recursos ilimitados como el alemán, que ir lidiando con M. Wilson y su cartera, siempre a buen recaudo y siempre cerrada. M-Sport no es Ford y aunque los aficionados o incluso el Campeón de Mundo nos hagamos la ilusión, es M-Sport, una estructura privada luchando contra grandes constructores. Es casi vox populi en el service del WRC que una simple modificación de la altura del bacquet en el coche de Ogier, puede ser un tema sin resolver en toda una temporada, mientras que un susurro a J. Capito solucionaba eso, y más.
Lo que no se le ha olvidado a M-Sport es hacer buenos coches de carreras y las tres victorias de esta temporada, casi cuatro con tres pilotos distintos, lo corroboran. Pero es el pequeño detalle en lo que Ogier encuentra la gran diferencia, y es que en buena medida sus títulos han llegado por suma de pequeños detalles.
Mercado de pilotos.
No está fácil para Ogier encontrar un asiento a corto plazo en otro de los equipos oficiales del WRC. M-Sport está deseando que renueve y hacer un pleno a dos bandas, trata de conseguir la implicación de Ford con el cebo del piloto francés, o al revés, pero es la única manera de conseguir ambos objetivos. Hyundai está contento con sus pilotos, quiere a Neuville, la apuesta de la marca desde su desembarco, como número uno, y meter otro gallo en el corral no es la situación ideal. En parecidas líneas se mueven en Toyota, la apuesta mutua de Makinen por Latvala y viceversa deja sin hueco a a Ogier, más aún cuando han encontrado el filón de Lappi por menos de un 20% de la ficha del francés.
Especialmente tortuosos son los mensajes que llegan desde Francia. Aunque podría ser el destino ideal, marca francesa, cuna de Ogier, todo hace indicar que el desacuerdo continúa. En Citroen dudan de Meeke, no se atreven a confiar en Mikkelsen y encima llaman a Loeb, el hombre que cerró las puertas a Ogier en la marca, para poner el coche a punto. Y encima no se han pronunciado sobre si estarían interesados por el de Gap.
Ya no es que sea difícil encontrar un hueco en alguno de los equipos del mundial, es que si se encontrase ese hueco habría que llegar a la cifra que espera/desea Ogier, otro gran impedimento. El mercado de fichajes no pinta bien para él, pero aún puede dar muchas vueltas.
¿Año sabático? ¿Vida familiar?
No está feliz, siempre se ha sentido perseguido por la FIA y sus “normativas anti Ogier”, las cosas no están saliendo como pensaba y a todo eso hay que sumarle su situación familiar. El nacimiento de su primer hijo, tras Cerdeña de 2016, le ha hecho cambiar sus prioridades, y la familia ha tomado una importancia mayor si cabe de la que tenía. Podría haber sido otro afectado del “síndrome del piloto papá” por el que tras ser padres bajan su velocidad en un pequeño porcentaje por kilómetro. Todos los rumores indican que la familia Ogier estaría buscando un hermanito para su retoño, por lo que si las cosas no le cuadrasen a nivel profesional, podrían llevar a Ogier a tomarse un año sabático. No es una conjetura sino que es algo que su entorno más íntimo, anuncia en petitcomité.
No descartemos ninguna de estas posibilidades, ni otras, en el futuro de Ogier en el WRC, sobre todo sabiendo que hasta el momento no hay nada oficial y que todo son rumores y conjeturas. Lo único cierto a día de hoy es que Ogier no está descartado de la lucha por el Campeonato, que su continuidad al más alto nivel no se pone en duda y que lo único cierto es que los rivales han crecido, tanto los pilotos como los equipos. Clase, velocidad y garra tiene el francés para ganar y para más. Todo lo demás, puede esperar.