Finalizar el Rally Islas Canarias, en cualquiera de sus ediciones, supone un reto mayúsculo para la inmensa mayoría de participantes foráneos. Más todavía si entra en la ecuación el factor debutante. Al contrario que en otras partes del continente, en las carreteras del archipiélago no existe el margen de error. Una desconcentración de centésimas y acabas frenado por un guardarraíl o por un muro. Así de simple.
Igor Widlak, único inscrito en la categoría ERC3 con su Ford Fiesta, se enfrentaba a un fin de semana difícil. La falta de competencia es el peor problema con el que se puede topar un piloto. En una prueba así partes sin un plan definido, empiezas a escuchar ruidos extraños en cada kilómetro, tienes más posibilidades de cometer un error al preocuparte en cosas secundarias... Seguramente el polaco hubiese preferido otras condiciones.
La visita a la isla de Gran Canaria no empezó del todo bien para el líder de la categoría. En el test colectivo del martes sufría un accidente en la primera pasada. Ese percance, al menos, le obligó a escribir en la lista de tareas, a la que incorporó el punto "recuperar confianza". Había kilómetros para reconstruirla. Terminó la etapa del viernes sin problemas. Solo restaba la del sábado. También la completó. Objetivo conseguido.