Cuando hace ya bastantes meses Volkswagen anunció su entrada en el mundo de los R5, pocos podían imaginar que la marca alemana pasaría por la crisis que está sufriendo ahora mismo con su último producto en el mundo de los rallyes: el Volkswagen Polo R5.
La marca germana se había retirado del mundial en 2016 con un expediente intachable tras dominar con Sebastien Ogier en todas las temporadas en las que el Polo WRC había estado sobre los tramos del WRC. El coche de 2017 nunca compitió en el mundial, aunque el propio Ogier reconocía que el Polo de nueva generación habría dominado también con las nuevas reglas.
La salida del mundial no era un adiós definitivo a los rallyes ya que Volkswagen anunciaba poco después el desarrollo del Polo R5, entrando así en el mundo de los equipos clientes, una formula usada por equipos como M-Sport con el Fiesta R5 o Skoda con el dominador Fabia R5.
Tras varios meses de desarrollo el coche vio la luz en el pasado Rallye de España con Camilli y Solberg a los mandos. La sorpresa no tardó en llegar y los vehículos alemanes marcaron los mejores tiempos en el comienzo de la prueba, aunque diversos problemas les lastraron en el resultado final. Tras esta demostración todo el mundo estaba seguro de que en 2019 el Polo se colocaría como la referencia en los vehículos R5.
Las sospechas se confirmaron y en los primeros meses el Polo comenzó a ganar pruebas del WRC 2 y pruebas de campeonatos nacionales, destacando el liderato de Veiby en la categoría de plata del mundial como mayor hazaña en los pocos meses de vida del coche. Pilotos como Kajetanowicz o Solberg se hacían con una unidad del Polo y todo pintaba bien para la marca, incluso se agotaron las unidades y no se aceptaban más reservas para 2019.
La buena fama del coche empezó a truncarse cuando por sorpresa el coche de Camilli se incendiaba en el Tour de Corse, encendiendo así las primeras alarmas entre los clientes de la marca. Lo que podría ser un caso aislado dejo de serlo cuando Marbán sufrió otro incendio en el Polo recién comprado por Teo Martin, se confirmaba así que el Polo tenía un problema serio.
Lejos de solucionarlo, Volkswagen permitió a sus clientes seguir compitiendo con un coche que parece inseguro, y gracias a esta decisión pudimos ver uno de los espectáculos más dantescos de la historia en Portugal, donde dos unidades del Polo R5 sufrían los efectos de las llamas en una prueba del campeonato del mundo. La situación parece dramática, pero desde la marca alemana insisten que están trabajando duro para solucionar el grave problema de sus coches.
Al problema del fuego hay que sumarle el de las suspensiones traseras, motivo por el cual Kajetan Kajetanowicz decidió poner fin a su periplo americano hace unas semanas tras comprobar que el coche se rompía tras un pequeño salto. El problema viene de atrás y ya se pudo comprobar en los test que realizó la marca antes de poner el coche en manos de los equipos privados.
Ante esta situación muchos se preguntan si la Federación Internacional de Automovilismo puede permitir que compita en sus pruebas un coche que puede quemarse en cualquier momento, como ya hemos visto en las últimas semanas. La decisión no es fácil, ya que afecta a una de las marcas más grandes del mundo, pero para la FIA lo importante debe ser siempre la seguridad.
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