La retahíla de problemas de Nil Solans y Miki Ibáñez continúa creciendo sin explicación aparente, destrozando una gran actuación en el Rallye de Portugal – su cuarta prueba del año dentro de la categoría WRC2 del Campeonato Mundial de Rallyes. Un pinchazo y la rotura de una llanta en el último tramo de la segunda pasada, Amarante (el más largo de todo el evento con más de 37 kilómetros cronometrados), les ha dejado fuera de carrera tras haber superado la peor parte de una de las carreras más duras que se recuerdan en el escenario mundialista de los últimos años.
Ya desde el comienzo de la prueba Solans e Ibáñez partían con una desventaja: la válvula de descarga estuvo dando problemas en la sesión de shakedown, por lo que sus ingenieros decidieron reducir la potencia del propulsor para mejorar la fiabilidad del conjunto. A lo largo de toda la primera etapa no hubo problemas mecánicos, pero la falta de potencia, unida a que los neumáticos Dmack blandos no proporcionaban el mismo agarre que las Michelin de sus rivales en la categoría, hizo que sólo pudieran estar en sexta posición al término de la primera etapa.
En la segunda etapa Solans – que pasó la noche en el hospital por dolores en la espalda, pero se fue recuperando a lo largo de la mañana – continuaba con su ritmo, bajando a la séptima posición tras adelantar a Pedro Heller pero ser rebasado por Pierre-Louis Loubet y Hiroki Arai. Recuperó el sexto puesto tras el abandono de Gus Greensmith, manteniéndose cerca de los tiempos de Loubet y Arai.
Por desgracia, en el kilómetro 24 pinchó el neumático trasero derecho y la llanta estaba doblada, por lo que no pudieron cambiarla con rapidez y decidieron abandonar. Este mal sabor de boca se une a todos los problemas que se han encontrado en los rallyes de México, Córcega y Argentina, una campaña que se ha torcido de manera inimaginable ya que era el premio como campeón del JWRC en 2017.