Famoso por su estilo de conducción fino y elegante, Juha Matti Pellervo Kankkunen está considerado una de las grandes estrellas en la Historia del Mundial de Rallyes. Como uno de los máximos exponentes de la mítica escuela finlandesa, se mantiene como el tercer piloto más laureado de la especialidad con cuatro coronas (1986, 1987, 1991, 1993) selladas con tres fabricantes diferentes (Peugeot, Lancia y Toyota).
Además, antes de que su compatriota Tommi Makkinen siguiera sus pasos, se convirtió en el primer corredor en lograr un tercer y un cuarto campeonato de la especialidad que adornó con 23 victorias, 75 podios y 699 scratches en 162 participaciones durante cerca de dos décadas en la Categoría Reina. Pero al margen de su extraordinario palmarés, se significó por un estilo de conducción suave, elegante y muy preciso. Gracias a ese talento se hizo famoso por su capacidad para conservar las mecánicas de sus coches, ganándose el reconocimiento de los ingenieros con los que trabajó.
Nació en 1959 en Laukaa, una ciudad situada en el centro del país y con una gran solera en el mundo de los rallyes al estar cerca de Jyväskylä, base tradicional del mítico del Rallye de los 1.000 Lagos. Heredó la pasión por la velocidad de su padre Pekka, un agricultor que participó en algunos compromisos locales a través del Motor Club de Jyväskylä.
Así, el pequeño Juha comenzó a conducir con apenas cuatro años sentado sobre las piernas de su progenitor., tres antes de que se pusiera al volante en solitario por la granja familiar. Por cierto, cin solo doce primaveras ya poseía un coche de su misma edad. Poci después comenzó a acompañar a unas carreras sobre hielo que organizaba su padre con unos amigos, Pauli y Juha Tovonen, donde coincidía con los hijos del primero. Atraído por esta actividad, pronto consiguió incorporarse a las ‘reuniones deportivas’ en las que inmediatamente demostró una gran habilidad.
En esas competiciones, el joven solía derrotar a su progenitor y al resto de los miembros del club. Ante la prometedora calidad, recibió el apoyo de dicha entidad local para impulsar su incipiente carrera, así como con el asesoramiento de Timo Mäkinen y la ayuda económica de Timo Jouhki. De ese modo, inició su trayectoria deportiva a los 19 años en 1978, con un Ford Escort RS 2000. Tan solo un curso más tarde debutó en el WRC al tomar la salida en el Rallye de los 1.000 Lagos, respaldado por la compañía petrolera nacional Teboil, terminando decimocuarto.
Continuó su proceso de aprendizaje hasta que a principios de 1982 pasó a conducir un Opel Manta. Una temporada después su destreza captó la atención de la subsidiaria de Toyota en Finlandia, para correr el 1.000 Lagos de 1983. Defendiendo los colores del Equipo Toyota Europa (TTE), concluyó sexto. Y lo más importante dejó unas grandes sensaciones que se confirmaron en el RAC de 1984, en esa ocasión con Toyota Gran Bretaña.
Tras esas actuaciones se produjo una circunstancia que cambiaría su futuro para siempre. El jefe del Equipo Toyota Europa, Ove Andersson, depositó su confianza en ese jovencísimo corredor al que entregó una unidad de fábrica en el Mundial de Rallyes en 1985. Y desde luego que no defraudó. Porque en su primera ronda con la formación se adjudicó el Rallye Safari en Kenia, al que sumó otro triunfo en la finalización del curso en el Rally de Costa de Marfil, clasificándose quinto en la General de Pilotos.
Su velocidad no pasó inadvertida para la marca Peugeot que lo sentó en el mítico 205 T16. Adaptado de un modo sensacional a su nueva montura, el nórdico supo devolver la confianza depositada en él. No en vano, se subió al primer peldaño del cajón en Suecia, en el Acrópolis y en Nueva Zelanda, conquistando su primer título. Sin embargo, el fallecimiento de su amigo Henri Toivonen durante el Rallye de Córcega, ensombreció un éxito rutilante.
Y como los problemas nunca llegan solos, esta tragedia trajo otras consecuencias inesperadas. Por un lado, se suprimió la categoría del Grupo N y por el otro, se produjo la retirada del WRC de la marca francesa. Ante esta situación, Juha se incorporó al equipo Lancia Martini en 1987. A lomos del Delta HF 4WD, solo logró dos triunfos, suficientes para convertirse en bicampeón del mundo de la especialidad.
De regreso a Toyota no cumplió con las expectativas previstas en 1988, aunque demostraba su polivalencia ganando el Rallye Dakar y la Carrera de Campeones, trofeo que repetiría en 1991. Después de terminar tercero en el Mundial de 1989, regresó en el siguiente curso a la fuerza italiana. Con Lancia, repitió su puesto en la General en 1990. Sin embargo, subido al soberbio Delta Integrale 16V, hizo historia en el curso posterior al convertirse en el primer corredor que acumulaba tres cetros. La gesta fue posible después de cinco triunfos soberbios en los que doblegó a Carlos Sainz.
Sin embargo, el español le devolvería la moneda en la siguiente campaña, entre otras cuestiones porque solo se anotó una victoria en Portugal, aunque fue segundo en seis compromisos. Aprovechando la marcha del madrileño de Toyota a Lancia, el escandinavo recorrió el camino inverso. Esta decisión le permitió en 1993 anotarse su cuarto Mundial, algo inédito, por delante de Francois Delecour.
A pesar de su determinación en la campaña posterior, luchando con Didier Oriol y Sainz, terminó tras ellos en la pelea por la gloria. El golpe definitivo para su trayectoria se produjo mientras peleaba por el título en 1995. En plena campaña, la formación japonesa fue descalificada acusada de emplear un turbocompresor ilegal. La infracción le costó al equipo una exclusión de un curso del Mundial.
Esta penalización dejó repentinamente al finés sin asiento por lo que solo pudo participar en equipos nacionales de Toyota hasta que firmó por Ford para la segunda parte de 1997. Brilló al imponerse en cinco de las ocho citas en las que corrió, finalizando cuarto en la Clasificación. Esa misma posición final repitió en 1998, curiosamente, sin llevarse un solo rallye.
Para 1999 se incorporó a Subaru pisando lo más alto del podio en Argentina y el 1.000 Lagos. Nuevamente, cuarto en la tabla. Eclipsado por Richard Burns, abandonó el equipo al concluir el certamen de 2.000, para recalar en las dos siguientes campañas con Hyundai. Pero su tiempo ya había pasado.
Alejado de la competición, fundó una escuela de conducción llamada Power on Ice en 2007. No obstante, quiso poner el broche final a su trayectoria en el 1000 Lagos de 2010, donde terminó octavo con más de medio siglo en su carnet de identidad.