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Hayden Paddon ha revelado a través de sus redes sociales el pasado martes 9 de junio que no solo no le había dado la espalda al WRC sino que tenía previsto un programa de cuatro carreras este año apoyado por su socio más fiel, Hyundai Nueva Zelanda. Su intención era competir con un Hyundai i20 Coupé WRC – con espectacular decoración ‘Kiwi’ en cuatro rallyes mundialistas, incluyendo el Rallye de Nueva Zelanda, compitiendo en una estructura satélite.
A Paddon se le puede considerar uno de los hombres con peor suerte del panorama del WRC en los últimos años: tras Australia 2018, donde le dio a Hyundai Motorsport un segundo puesto, fue apeado del equipo – se le ofrecieron carreras sueltas, algo que él rechazó – e intentó buscar otro asiento. Pudo firmar para correr el Rallye de Finlandia con M-Sport, pero en el Monday Test un accidente destrozó su coche y se quedó sin competir.
A la par que mantenía su compromiso con Hyundai NZ en el campeonato nacional y en el Campeonato de Rallyes de Asia-Pacífico, el neozelandés intentó terminar la temporada en Gales y Australia de nuevo con el equipo liderado por Malcolm Wilson. Pudo correr en Gales con el Ford Fiesta R5 MKII si bien no tuvo un fin de semana deseado y no destacó dentro de la categoría WRC2 Pro mientras que Australia fue cancelado debido a los salvajes incendios forestales que empezaron a devorar hectárea tras hectárea unas semanas antes de la prueba.
Hyundai NZ nunca ha dejado de prestarle su apoyo y juntos han estado involucrados en el desarrollo de un Hyundai Kona eléctrico de carreras – justo en el momento en el que el WRC está preparándose para adoptar propulsión electrificada para 2022 con los nuevos Rally1. Además de Nueva Zelanda Paddon no ha detallado que rallyes eran los previstos antes de que la pandemia del coronavirus cambiase el mundo de arriba abajo, privando al neozelandés de otra oportunidad de retornar a la categoría máxima.