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Pep Bassas y Axel Coronado cumplieron con las expectativas generadas sobre ellos en su temporada en el Campeonato de Europa. Pese a no poder revalidar el título que el pasado año cosecharon Efrén Llarena y Sara Fernández, los catalanes siempre fueron competitivos y pelearon por la corona hasta el final.
No lo tenía fácil el hijo del mítico piloto, que se estrenaba esta campaña en un Europeo que, como todos los campeonatos, estuvo muy condicionado por la pandemia mundial de la Covid-19. El primer rallye del año fue en Roma, en pleno verano, y allí el bueno de Bassas fue capaz de terminar segundo en su debut internacional con el Peugeot 208 Rally4, por detrás del que, a la postre, fue el campeón de la categoría, Ken Torn.
El estonio, piloto oficial de M-Sport Polonia con un Fiesta Rally4, dio muy pocas opciones a los del Rallye Team Spain, y es que tras la segunda carrera en Liepaja, la diferencia en la general entre ambos ya era considerable tras su buen hacer en dos rallyes propicios y conocidos para el paisano de Tänak.
Pero si algo marcó la temporada de Bassas fue su coroje y pundonor para nunca arrojar la toalla. Mientras hay vida, hay esperanza, pensaría el catalán. Dicho y hecho, llegó el Rallye de Fafe Montelongo y con él su primera victoria en el Europeo. Un éxito que hacía justicia a su profesionalidad y dedicación.
Todo corazón
Reenganchándose de nuevo a la pelea por el campeonato, el Rallye de Hungría fue decisivo para el desenlace final. Tras una espectacular toma y daca entre Bassas y Torn en la primera etapa de la prueba, fue el de Ford quien finalmente se llevó el gato al agua y, de rebote, tras la cancelación del Rallye de Spa, se alzaba con el título antes de la disputa del Rallye Islas Canarias.
Pese a no optar a la corona continental, el piloto de MAVISA Sport-TOTAL salió a por todas en la carrera de casa del Europeo. Su nivel de pilotaje fue altísimo, sobre todo el primer día, donde llegó a colar el pequeño 208 Rally4 por delante de muchísimos vehículos más potentes y de tracción total en unos tramos completamente empatados.
El epílogo del ERC dejó una nueva muestra del carácter de Pep Bassas. Tras ganar con claridad la categoría, un problema mecánico le obligó a tirar de coraje para llegar a la meta de la cita insular. Las imágenes de él, Axel Coronado y su equipo empujando al Peugeot ya son historia del campeonato. Más tarde llegaría la penalización que le arrebató un más que merecido triunfo, pero la demostración de talento, velocidad y ambición ya estaba realizada.
El próximo año Pep Bassas tendrá que concretar un nuevo programa, ya que termina su premio como ganador de la Beca Junior R2 de 2019. Ojalá pueda encontrar el presupuesto para seguir compitiendo al máximo nivel, ya sea en el ERC o en España. Sin duda, por manos y velocidad, es uno de los jóvenes de nuestro país con mayor proyección en la especialidad.