Con efecto inmediato, la FIA ha tomado el control tanto del Mundial de Rallycross como del Europeo de Rallycross, cogiendo las riendas como promotor después de que la anterior empresa dejase sus funciones tras la temporada 2024. Ahora, el gran organismo rector tratará de reconducir el campeonato por la senda del éxito, de la cual descarriló años atrás.
Tras sus años de gloria, la relación entre el promotor y los equipos comenzó a debilitarse, coincidiendo con aquel titubeo en el paso a coches eléctricos que provocó la desbandada masiva de equipos bien oficiales o semioficiales. En 2016-2017 teníamos equipos como Peugeot, Ford, Volkswagen y Audi corriendo a nivel oficial.
Aunque quedan las estructuras, como Hansen, EKS, Kristoffersson Motorsport, GRX o los incombustibles Olsbergs MSE, la ausencia de marcas oficiales ha llevado a que el campeonato pierda relevancia con respecto a otros certámenes. Esta relevancia no ha remontado con la llegada de la electrificación, tanto con los RX1e de la categoría principal (sucesores de los Supercar) como con los RX2e de la categoría soporte, los sustitutos de los Supercar Lites.
Tras un 2024 en el que se ha vivido una 'batalla de tecnologías' permitiendo correr a coches de combustión y eléctricos juntos, ahora es la FIA quien asume la función de promotora, reconociendo el gran potencial de crecimiento que tiene el campeonato. También destacan la gran oportunidad que supone a la hora de ofrecer un futuro sostenible para la industria.
Y es que, no lo olvidemos, pese a todo lo ocurrido desde 2023, el rallycross es el ambiente de carreras ideal para coches eléctricos de competición, tanto por su entrega de par inmediata como por la duración de las carreras. Esto, junto con el hecho de celebrarse en circuitos con la facilidad logística que ello supone (frente a la necesidad de pedir permisos para organizar cualquier rally), hace que el rallycross tenga cabida en el futuro. Y, por qué no, ver a las marcas interesadas en involucrarse de nuevo en la disciplina.