Hasta siempre, Laura

Por una vez, voy a ser personal. O intentarlo, al menos. He necesitado un buen puñado de horas nada más que para empezar a escribir, cuando he asimilado que esto era real, por mucho que quisiera que no lo fuera. Pero la vida es dura, cruda, injusta e incomprensible a veces, por desgracia no perdona…y con tan solo 21 años, de repente se acabó.

Apenas cinco años copilotando, antes siquiera de cumplir la mayoría de edad, pero unos cinco años en los que te curtiste corriendo con muchos pilotos, muchos tipos de coches y en situaciones que te hicieron grande. Recuerdo hablar contigo después del Rallye Princesa de Asturias 2019 y de inmediato me llamó la atención la madurez que notaba de tus palabras, así como la pasión y determinación por las carreras, además de tu simpatía y bondad como persona. Una ‘intensa’ que hacía algo que le encantaba, algo que además tenía la inmensa fortuna de compartir con su padre Gabriel, su hermana María y el resto de su familia.

De correr el regional a subcampeones de la Copa Suzuki Swift con ‘Mowly’ y un 2020 que empezaba subiéndote en un Hyundai i20 R5 para ganar, con Surhayén, el Rallye del Bierzo, primera victoria absoluta. Hablando contigo en Lorca, este año prometía tanto, tantísimo, hasta que la pandemia puso el mundo patas abajo. P… pandemia.

Ferrol merece un párrafo aparte. En un fin de semana donde todo para mí fue un caos y evité desdichas varias, me tocó pasar el rallye junto a la asistencia tuya y de José. Ay, el cablecito, la tarjeta y el servicio técnico-informático improvisado… la verdad, me hizo feliz poder ser de ayuda aunque fuera un poco. También notaba en particular esa pasión y esa determinación cuando veía las onboard a la hora de cantar, enfrentando tramos como Irixoa o Monfero. Había talento, sin duda. Una pena aquel abandono tras el buen progreso realizado, pero ‘así son los rallyes’ como dicen… poco me imaginaba que esa sería la última vez que nos veríamos.

Ya con Miquel y el Peugeot, la victoria en Xixona fue algo que de veras me alegré desde casa (cubriendo ese fin de semana el Rallye de Turquía, Le Mans y yo que sé que más). Entonces, menos de un mes más tarde, llegó la hora de viajar hasta Portugal, el esperado debut en la Peugeot Rally Cup Ibérica. Hora de ver el progreso realizado con Miquel y a pelear de verdad – por mi parte, yo me centré en el Rallye de Andalucía, aprovechando la oportunidad de a estrellas del Dakar a menos de una hora de casa.

Estaba ya saliendo apresurado de casa cuando empiezo a ver mensajes. Que si accidente. Que si helicóptero. Quise pensar que era un malentendido o cualquier otra cosa, así que salí de casa, me monté en el coche y fui a la gasolinera. Entonces me llaman por teléfono y vuelvo a revisar… no. No. No. No. Intento seguir como si nada, pero a los diez minutos de salir de casa tengo que parar. La última vez que lloré así fue cuando un puñetero cáncer se llevó a una buena amiga hace unos años, casi de la misma quinta.

Como redactor lo ‘lógico’ era escribir, pero sabía que no iba a ser capaz. No quería asimilarlo. Pero era tan real que ya en las cunetas estaba circulando la noticia y las fotos, por lo que no quedaba otra que creérselo. Lo que recordaba eran las últimas conversaciones, los vídeos con la guitarra... si 2020 no había sido un saco enorme de mierda suficiente para todos, esto ha sido un guantazo con puño americano.

Se nos ha ido una intensa de las carreras, que aun siendo pequeña estaba dando los pasos para ser una grandísima copiloto al igual que gran persona. Haciendo, con toda su pasión, lo que de verdad amaba. Todos te vamos a recordar y vamos a echarte de menos en los parques de asistencia y en las cunetas, pero también hay que reconocer que fuimos afortunados en estos cinco años. Para la familia, no solo quisiera ‘enviar mi más sincero pésame’, quisiera haceros llegar un ABRAZO. En mayúsculas.

Fin de rallye, Laura. Ni adiós, ni hasta pronto (espero), estés donde estés. Allí arriba, quiero pensar.