Un golpe de estado, revolución técnica, David ganando a Goliat. Mucho se escribió tal día como hoy hace 22 años de la histórica victoria de Philippe Bugalski en el Rallye Costa Brava de 1999.
En la 35ª edición de la prueba organizada por el RACC, el francés y su liviano Citroën Xsara Kit-Car rompieron todos los esquemas al imponerse con claridad a los potentes, pero más pesados, World Rally Cars de la época.
El dominio del equipo francés fue apabullante desde el inicio, cuando Jesús Puras y Marc Martí fueron los primeros líderes del rallyes. Pero la mala fortuna se cebó con los españoles en la segunda jornada, cuando no pudieron arrancar el vehículo francés y se vieron obligados a abandonar.
Tras la salida del cántabro, Bugalski recogió el guante en cabeza de carrera y ya nunca abandonó dicha posición hasta subir al cajón más alto del podio en el paseo marítimo de Lloret de Mar.
El malogrado piloto galo estrenaba así su palmarés mundialista y también daba a Citroën el primer triunfo de la firma gala en el WRC. Lógicamente, también supuso el primer éxito internacional de un Kit-Car, lo que abrió la caja de los truenos después de que los equipos oficiales, que se gastaban millonadas y millonadas en desarrollar sus nuevos World Rally Cars, veían como la marca de los dos chevrones les pasaba la mano por la cara con un vehículo de tracción delantera y menos potencia – eso sí, mucho más liviano-.
En aquella histórica edición del Rallye Catalunya, por detrás de Bugalski se clasificó otro francés, también especialista sobre asfalto, Didier Auriol con su Toyota Corolla WRC. Por detrás del dúo galo completó el podio absoluto el vigente campeón mundial, Tommi Mäkinen con su mítico Mitsubishi Lancer Evo VI.
Carlos Sainz y Luis Moya no vivieron su mejor rallye de casa, ya que varios percances les dejaron sin opciones a pelear por el podio y en el último enlace de la carrera, la rotura de la correa del alternador de su Corolla WRC les hizo abandonar.