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Las ideas de Dakar y Lamborghini nunca han sido asociadas en el imaginario social, casi con ninguna competición teniendo en cuenta la aversión que tenía Ferruccio Lamborghini a la competición – la marca no se asomó hasta años después de que el fundador dejase la marca. No obstante, entre los vehículos extremos de la marca italiana, uno de ellos logró colarse entre los participantes de la mítica prueba africana: el todoterreno de lujo LM002.
Este vehículo, que comenzó a fabricarse en 1987, escondía el propulsor del superdeportivo Countach bajo el capó – es decir, el Quattrovalvole V12 5.2 con 450 caballos en su última evolución – y mecánica que más tarde pasaría a todo un icono como es el Diablo, como por ejemplo los inyectores. Forrado con cuero en su interior y toda clase de detalles, del LM002 sólo llegaron a producirse 300 unidades.
De estos 300, tres fueron modificados para competir en rallyes. El primero, en 1987, fue preparado de fábrica (entonces la marca pertenecía a la familia Mimram) para el Dakar con nada menos que el piloto del WRC Sandro Munari al volante. Las modificaciones pasaron por instalar la jaula de seguridad, ahorrar una cantidad de peso considerable en elementos de lujo (en el interior se dejó el cuadro de mandos y los dos asientos delanteros) y utilizar un sistema de escape libre, haciendo que al final el LM002 llegaba a alcanzar los 600 caballos. No obstante, no sólo no participó en el Dakar, sino que el fallecimiento de uno de los patrocinadores truncó el intento de Munari de participar en el Rallye de los Faraones.
Al año siguiente esta unidad participó en el Rallye de Grecia con Mario Mannucci al volante y Munari como copiloto, pero no logró acabar y de ahí pasó al museo de Lamborghini. Pero, al mismo tiempo, el equipo sueco World LM Racing Team se inscribió en el Dakar con otra unidad propia casi en condiciones de serie. Aunque no era una unidad oficial sí tenía algo de apoyo de la casa de Sant’Agata, pues Munari era el consejero técnico en esta aventura. Por desgracia, esta unidad inscrita en la categoría Maratón tuvo que abandonar poco antes del final.
El intento final del LM002 llegó en 1996, nueve años después de su entrada en el mercado y en pleno apogeo del dominio de Citroën en la prueba con el ZX Rally Raid. Esta unidad tuvo una vida curiosa, pues comenzó como propiedad de la propia señora Mimram hasta que fue comprado por el piloto Andrea Barenghi. La preparación del coche incluyó, como indican medios como Autodrome o LamboCars, un sistema especial de inyección, eliminación del catalizador, frenos delanteros AP, mejora en el sistema de refrigeración y lubricación, un tanque de gasolina de 800 litros, unos neumáticos Pirelli Scorpion diseñados de manera exclusiva para este modelo y una reducción de peso de media tonelada. El chasis no se retocó porque ya de por sí tenía la fuerza necesaria.
En los primeros compases del Granada-Dakar, el LM002 con el dorsal 246 fue capaz de rodar a buen ritmo por las zonas de riachuelos del sur de nuestro país. El brutal motor era capaz de rodar sin problemas, los frenos funcionaban y el chasis aguantaba todo este rendimiento tan extremo, tan propio de la marca. No obstante, el proyecto tenía un talón de Aquiles: la suspensión.
El excesivo peso del vehículo, unido al de los propios neumáticos Pirelli y los saltos a 180 kilómetros por hora era demasiado para los amortiguadores, tanto que fue necesario cambiarlos. Y volver a cambiarlos. Y otra vez, hasta que el equipo se vio obligado a retirarse después de utilizar hasta veinticuatro recambios. Así fue como el LM002 se despidió del Dakar, hace ya veinte años.
Esta unidad fue adquirida por Gildo Pastor – el propietario de la marca Venturi – para reconvertirlo en un vehículo personal, pero su proyecto tampoco se llevó a cabo. Desde entonces, esta unidad ha cambiado de manos hasta la actualidad, portando en su interior el ADN de una marca con un carácter tan distinguido.