En una mañana ha logrado más victorias parciales que su equipo en todo el curso pasado. Cosas que ocurren cuando contratas al piloto más laureado en la historia del Mundial de Rallyes. La era híbrida abordó las primeras especiales diurnas del año en su segunda etapa. Roure/Beuil, Gillaumes Péone/Valberg y Val-de-Chalvagne/Entrevaux presentaron varios parches de hielo. Y en ellos brilló el nuevo líder.
Con su elección de neumáticos advirtió de sus intenciones. Sébastien Loeb salió de las carpas de M-Sport Ford cargando con una rueda de repuesto en el maletero. Su tocayo, dos. El asfalto deslizante con el que se toparon incrementó la dificultad de uno de los Monte-Carlo más secos de la historia reciente. La formación de Malcolm Wilson, la que más sentimientos contrapuestos experimentó. Del desastre al pleno.
La jornada comenzó con los Toyota GR Yaris Rally1 de Sébastien Ogier y Elfyn Evans entablando contacto con los guardarraíles franceses. Al dominador de los tramos nocturnos le pesó demasiado ese pequeño error. Modificó su planteamiento por completo, extremando precauciones y cediendo terreno con sus rivales. Quizá no esperaba tanta contundencia por parte de Loeb y el galés en las zonas más complejas.
El vigente campeón del mundo descendió de sopetón de la primera plaza a la tercera. Su compañero le enjugó los más de 10" que le endosaba y un Loeb que no guardó lo más mínimo completaba con éxito su recuperación. El alsaciano se permite el lujo de arriesgar sin concesiones gracias a las extraordinarias sensaciones que recibe de un Ford Puma Rally1 que se torna como el arma a batir en la clase híbrida.
Evans encontró la valentía de la que ayer carecía y figura en una posición de lo más propicia a sus intereses. Entremedias de los Sébastien, su principal rival marcha cuarto a casi medio minuto. Ni Loeb ni Ogier le afectan en lo que al campeonato se refiere. Están en programas parciales. Pero tampoco rechazará la invitación para luchar por el triunfo en la ronda inaugural del curso. Ya se le escapó en 2020. Esa espina todavía escuece.
Gus Greensmith, que había heredado el cuarto lugar de Adrien Fourmaux en el TC-3, sufrió problemas con el sistema eléctrico de su montura en el TC-5 y abrió el paso a Thierry Neuville, Craig Breen y Ott Tänak. Los Hyundai i20 N Rally1 ganan en competitividad, especialmente en los recorridos más rápidos. A pesar de esa mejoría, el belga declaraba sentir "miedo" por el impredecible comportamiento del chasis.
El viernes de Fourmaux prometía. Se levantó con absoluta confianza en sí mismo, demasiada. En unos kilómetros pasó de empatar a la décima con Ogier a volcar su Ford Puma Rally1. Los severos daños ocasionados por su accidente parecen insolventables para que se reintegre a la carrera. Afortunadamente, tanto él como su navegante salieron ilesos del primer percance importante de la temporada.