Hace cuatro meses, el estadounidense Sean Johnston y su copiloto Alex Kihurani estaban disfrutando de un fin de semana en el parque de servicio del WRC. Sébastien Ogier estaba por allí demostrando sus galones en las etapas del Rallye de México, que entonces estaba en pleno desarrollo.
Pero todo cambió súbitamente en la ronda norteamericana. La decisión de eliminar la acción del domingo del itinerario fue, en términos de concentración, el comienzo del insoportable período de inactividad. Los competidores entraron en una nueva era del ‘simracing’ y esperando en sus domicilios la confirmación de cuándo podrían regresar a la competición.
Para Johnston y Kihurani, ese fin de semana mexicano sigue siendo la última vez que se vieron. Viviendo en Alemania y el Reino Unido, respectivamente, viajar para una reunión aunque fuera manteniendo la distancia física ni siquiera es posible.
No obstante, un buen número de mensajes de WhatsApp y llamadas telefónicas ha mantenido a la pareja en contacto y planeando su próximo movimiento.
Esa operación inminente comenzó a tomar forma la semana pasada cuando el WRC presentó su calendario de 2020 actualizado. Estonia, Turquía, Alemania, Cerdeña y Japón completarán la temporada, con el Rally Ypres en Bélgica y el Rallye de Croacia con opciones de unirse a la ‘fiesta’.
Pero ese anuncio con la reanudación del Mundial para la dupla representa el comienzo de una maravillosa aventura, puesto que finalmente buscan hacer su debut en el WRC en un automóvil R5.
Aunque su primera incursión en el Mundial de Rallyes debería haberse producido en Portugal en mayo, pero tendrá lugar en menos de dos meses en la ronda báltica que también se estrena en la especialidad del 4 al 6 de septiembre.
Antes de su bautismo, tienen previsto realizar dos jornadas de tests para probar por primera vez el Citroen C3 R5 sobre grava alejados de un entorno competitivo.
Sus planes pasan por demostrar su calidad y aumentar su ritmo y conocimiento con un tracción a las cuatro ruedas en la que será su séptima presencia en una prueba del WRC y primera desde el pasado Rallye de Montecarlo 2020 donde corrieron con un Peugeot 208 R2.