En las pruebas más duras hay que mantener la compostura. Ayer, en los tramos alrededor de Arganil, Sami Pajari lo hizo. Aunque un pinchazo le llegó a situar a dos minutos del líder, el finlandés no cometió errores de más y unas especiales más tarde ya comandaba la división de bronce. Su compatriota Lauri Joona, en un intento desesperado por recuperar la batuta de mando, se excedió y lo pagó con cuatro minutos.
Pajari amaneció con una renta de lo más confortable para afrontar la jornada más larga del Rally de Portugal. Con menos piedras que limpiar, el nórdico extremó precauciones y adaptó el ritmo a las circunstancias de carrera. Su perseguidor era el único que tenía la obligación de arriesgar. Él podía limitarse a contemplar los avances de la estrategia de su rival, y con ese cautela cierra el día con dos minutos más a su favor.
Un pinchazo, con cambio de neumático incluido, remató el fin de semana de un Joona que mañana luchará contra sí mismo. La distancia con su predecesor es, en condiciones normales, insalvable. Por detrás nadie le aplica presión. El irlandés William Creighton carga con una penalización de más de media hora. El keniata McRae Kimathi se acogió a la normativa SuperRally y volvió a abandonar, en esta ocasión por una avería