El mejor piloto español de Rallyes y uno de los grandes referentes en la Historia del WRC nació en 1962 en Madrid. Siendo el menor de cuatro hermanos de una familia acomodada, practicó desde muy joven varios deportes como el esquí, el squash y el fútbol. Sin embargo, su conexión con el motor llegó de la mano de su hermano mayor. ‘Toño’, piloto de rallyes, fue el espejo en el que se miró Carlos Sainz para iniciarse en el motor mientras estudiaba Derecho.
Comenzó a correr con dieciocho años subido a un Renault 5 a fines en 1980, coche que cambió por un Seat Panda en 1981 y 1982. Demostrada su destreza, pronto obtuvo el respaldo de la compañía tabaquera Marlboro España para formar parte de la Fórmula Británica Ford desde finales de 1983 y en 1984. Simultáneamente, conquistó la Copa Renault en esos dos años, siendo contratado en 1985 como piloto oficial del fabricante francés para disputar el Campeonato de España de Rallyes.
Tras ser subcampeón en dos ocasiones, se hizo con el Nacional de la especialidad en 1987, pero ya subido a un Ford Sierra Cosworth. Con la firma del óvalo, también tomó la salida en sus primeras rondas del WRC, siendo el más rápido en una etapa del Rally de Portugal. Asimismo, destacó en otras dos citas de ese curso que albergaron en Francia y Gran Bretaña.
Esos destellos de calidad le abrieron las puertas de Ford en 1988, donde coincidió con Stig Blomqvist y Didier Auriol. Un curso más tarde se produjo un movimiento que resultaría capital en su trayectoria al incorporarse al Toyota Team Europe en 1989. En la temporada siguiente (1990) selló su primera victoria en el WRC en el Rallye Acrópolis, Grecia. Tras ese triunfo, firmó otros dos en Nueva Zelanda y en el 1000 Lagos, convirtiéndose en el primer piloto no nórdico en ganar dicha carrera.
En la prueba final del curso, Gran Bretaña, se impuso para hacer Historia con su primer Mundial, derrotando por diez puntos (144-134) al finés Juha Kankkunen. Además, previamente había sellado su título de Asia-Pacífico en la especialidad. En 1991, se subió a lo más alto del podio cinco veces, pero no pudo revalidar su corona. La gloria fue para Kankkunen con su Lancia, quien le devolvió así la moneda al español. No obstante, el madrileño se sacó esa espina en 1992, derrotando nuevamente a Kankkunen y haciéndose con su segundo cetro, tras cuatro triunfos durante la temporada.
En 1993, abandonó Toyota como gesto de fidelidad hacia su patrocinador personal que también lo había sido de la fuerza nipona hasta entonces. Eso hizo que la compañía petrolífera nacional y Sainz tuvieran que encontrar acomodo en una estructura privada. Así, a lomos del Delta HF Integrale del Jolly Club solo visitó el cajón en la cita griega, terminando sexto en la General.
Después de esa amarga experiencia puso rumbo a Subaru donde fue subcampeón a los mandos del Impreza 555. Pero solo se llevó una sola victoria en el Acrópolis de 1994, y seis podios, que le dejaron a 17 puntos del campeón: Didier Oriol. La temporada de 1995 estuvo otra vez salpicada por las polémicas órdenes de equipo con Colin McRae, a quien beneficiaron para que lograra la corona por cinco puntos más que el madrileño. Harto de esta situación, Sainz abandonó la formación para regresar a Ford en 1996. Aunque al volante de su Scort RS Cosworth solo venció en Indonesia, acabó en las plazas de honor en seis ocasiones. De ese modo, fue tercero en la General y contempló el iniciaba de una tiranía de cuatro años seguidos del finlandés Tommi Mäkinen.
En 1997, aunque ganó en la Acrópolis e Indonesia y logró seis podios, sus tres retiradas le enviaron a la tercera posición del Campeonato. En 1998 retornó a Toyota, imponiéndose en Montecarlo y Nueva Zelanda. Sus finales consistentes lo situaron en la batalla por el Mundial hasta la ronda final. Sin embargo, su coche se averió a 300 metros de la línea de meta, entregándole el título a Mäkinen. Un curso después no obtuvo ninguna victoria, si bien luchó por el cetro hasta el último evento, aunque concluyó quinto en la General.
En el año 2000, regresó a Ford como compañero de Colin McRae y de un jovencísimo Petter Solberg. Nuevamente se repitieron los problemas con las órdenes del equipo entre ambos. De hecho, Carlos tuvo que reducir la velocidad de su coche en los últimos metros de la etapa final en el Rallye Acrópolis para que McRae pudiera ganar. A pesar de esta coyuntura, sumó siete podios, incluyendo el triunfo en Chipe, para concluir tercero, un puesto por encima de McRae. En 2001, el español solo pudo pisar el cajón cinco veces, pero sin victorias, concluyendo sexto en el certamen. Un curso después, Sainz ganó en Argentina 2002 y un total de cinco podios. Acabó tercero en la General.
Sin embargo, el ambiente en el equipo se había deteriorado y decidió cambiar de aires al firmar por Citroën. Con la firma de Versalles conquistó Turquía en 2003 y Argentina en 2004. Después de esas dos campañas, abandonó el WRC, pero regresó como suplente de François Duval en un par de compromisos en 2005, antes de su retirada definitiva.
Durante diecinueve temporadas, Carlos Sainz anotó 26 victorias, 97 podios, en 196 presencias en el WRC. Además de los dos títulos mundiales, fue segundo o tercero en el campeonato en otras nueve ocasiones. Pisó el cajón casi la mitad de los rallyes donde compitió. Su consistencia y velocidad fueron legendarias, aunque solo se tradujeron en un par de Campeonatos del Mundo.
Más tarde dio el salto a los rally-raids gracias a Volkswagen, alzándose con el Dakar en 2010, antes de fichar por Peugeot en 2015. Precisamente, con la marca del león consiguió su segunda estatuilla del tuareg en 2018, antes de la tercera con Mini en 2020.