Logró una victoria especial. En el mismo escenario en el que su padre cosechó su único triunfo mundialista. En la superficie sobre la que encandiló al mundo con apenas 8 años. Además de los factores emocionales, el joven finlandés se encaramó al peldaño más alto del cajón después de superar la etapa del viernes abriendo pista. Su actuación en la primera jornada resultó determinante. Había salvado la papeleta más compleja.
Pero lo más asombroso del exitoso fin de semana de Kalle Rovanperä en las vertiginosas especiales nórdicas fue su absoluto control de la situación. Con trazadas marcadas en el firme o sin ellas. El nuevo líder del campeonato afirma que "nunca" necesitó rebasar los límites para defenderse de los pilotos que le precedían en la tabla: "En ningún momento sentí que tuviera que hacer alguna locura, hasta para mí fue una sorpresa".
Imprimiendo un ritmo constante, Rovanperä marcó unas diferencias insalvables para sus rivales en el segundo bucle del sábado. Gestionó a la perfección los clavos de sus neumáticos y no cometió errores. Pero, a pesar del holgado liderato con el que amaneció el domingo, un problema con el sistema híbrido le mantuvo en vilo hasta el final. Aún con ese contratiempo, el #69 añadió en el Power Stage cuatro puntos a su casillero.