Nieve. Sobre esa superficie dirigía con ocho años un Toyota Starlet que su padre le había adaptado. El vídeo de aquel pequeño apoyándose en los imponentes bancos corrió como la pólvora en las redes sociales de principios de la década pasada. Aunque menos sofisiticadas que las actuales, la impresión que causó el hijo de Harri Rovanperä rompió barreras. Los equipos oficiales ya prestaban atención al desarrollo de Kalle.
Del invierno del 2008 al presente han transcurrido trece temporadas, las dos últimas con el menor de la saga Rovanperä en la máxima categoría del Mundial de Rallyes. Casualidades de la vida, debutó en esta a los mandos de un Toyota, marca a la que permanece ligado. En su primer Rally de Suecia con el Yaris WRC derrotó a un tal Sébastien Ogier en el Power Stage más compejo que se recuerda, en condiciones de deshielo.
El blanco elemento no abundó en aquella edición. Sí lo hizo en el Rally Ártico de Finlandia del pasado curso. El joven Kalle era el único piloto que había participado anteriormente en esa prueba, por lo que partía esperanzado de estrenarse en el cajón más alto del podio. Sin embargo, un tempranero error le descartó de la lucha por el triunfo. Luego conseguiría el ansiado oro en Estonia, pero esa espina todavía hacía daño.
Y de vuelta a la nieve, retornando también a Suecia. Con los dos Sébastien ausentes, le tocaba a Rovanperä abrir pista el viernes, una tarea compleja que solventó con sobresaliente. Si había mostrado un ritmo competitivo en esa etapa, ¿de qué sería capaz en las siguientes? Pues de arrasar con todo y con todos. De finiquitar en tres tramos una batalla a cuatro bandas. De abocar al abandono a su rival más próximo.
El fin de semana realizado por el #69 en la nueva ubicación del Rally de Suecia reafirma la candidatura al título de un diamante ya pulido. No es promesa, es realidad. Su compañero Elfyn Evans desaprovechó la oportunidad que le había brindado su fallo en Monte-Carlo. Amaneció con una sanción de 10" por lo sucedido en la especial final de ayer. Luego sumó problemas con el sistema híbrido. Y remató con un cero.
Si Rovanperä está de celebración, en Hyundai también pueden brindar con champán. El salto cualitativo del i20 N Rally1 ha impresionado a los propios integrantes de la formación surcoreana. Hasta el mediodía del sábado Thierry Neuville disputaba la primera posición a Rovanperä. Se dio cuenta de que el ritmo del finlandés era insostenible para él y cambio de víctima. Centró el objetivo en Evans y fulminó al británico.
Esapekka Lappi intentó recuperar el doblete para los suyos, pero le faltaba un 5% de confianza que penalizó sus acometidas. A pesar de ello, su rendimiento ha superado las expectativas. Después cinco meses en el dique de seco, ha regresado con la clara intención de quedarse. A espaldas de su GR Yaris Rally1 terminó otro, el de un Takamoto Katsuta combativo en los compases finales. Su progresión no se detiene.
El único Ford Puma Rally1 que completó todos los kilómetros fue el de Gus Greensmith, que salvó un quinto lugar en un evento extremademente difícil para los pupilos de Malcolm Wilson. Los problemas de motor que anoche padeció la unidad de Adrien Fourmaux se volvieron a reproducir, abocando al francés al abandono. Oliver Solberg, frustrado con la caída en picado de su velocidad, concluyó en P6 con su Hyundai.
Como autor del capítulo titulado 'Lo que podría haber sido', el estonio Ott Tänak, a quien se complica la consecución del segundo entorchado. Sí, estamos en febrero, pero el de Hyundai apenas luce en su casillero cinco puntos, los obtenidos con su scratch en el Power Stage. Su decepción al cruzar por meta era imposible de esconder, máxime cuando su retirada se prudujo por una avería ajena a su equipo.