A la hora de desarrollar un motor de carreras, muchas veces la idea que se toma (según la categoría y normativa en cuestión, evidentemente) es la más lógica...es decir, partir de otro motor de carreras. Es una medida que ahorra tanto costes de desarrollo como tiempo, además que la situación de cada fabricante es distinta, en función de las diferentes motorizaciones que tenga disponibles entre sus motores de producción en serie como base.
Genesis, para su debut en el Mundial de Resistencia en 2026, ha confirmado que montará un motor V8 en su GMR-001, un Hypercar que desarrollará en conjunto con Oreca, mismo decisión que tomó Alpine para su A424 o Acura con su ARX-06 que corre en la IMSA. Pero, ¿qué tiene esto que ver con el Mundial de Rallyes? Muy sencillo: la arquitectura del motor V8.
Y es que, en efecto, para fabricar este V8 se tomarán, en esencia, dos motores de cuatro cilindros que utiliza el Hyundai i20 N Rally1 (no literalmente, pero a nivel de estructura). El 1.6 turboalimentado que, en esencia, viene de los Hyundai i20 WRC de las generaciones anteriores, dado que en ese sentido el WRC se ha mantenido estable con la fórmula de los Global Race Engine.
¿Por qué es insólito? Porque normalmente, suele ser al revés. Es decir, primero se desarrolla el motor para carreras de circuitos y después se obtiene el de rallyes (si es que el de rallyes no viene derivado del modelo de calle, claro). Podemos encontrar muchísimos casos a lo largo de los años, sin ir más lejos el de varios modelos Kit Car que vimos a mediados y finales de los noventa.
Aquellos motores 2.0 atmosféricos tenían bastante que ver con los propulsores utilizados en las carreras de Superturismos, como las del Campeonato de España de Turismos. La diferencia esencial, además de otras más específicas, era que en los Kit Car eran de cárter seco y en el de los Superturismo de cárter húmedo. En más de un caso, los preparadores de los motores eran las mismas compañías.
Existen muchos otros casos: los motores 1.6 turbo que tenemos en la actualidad en el WRC, sin ir más lejos, estaban hermanados con los utilizados en el Mundial de Turismos, entregando unas prestaciones similares (380 CV de potencia y 450 Nm de par motor con una brida de 36 mm) en los World Rally Cars de tercera generación. El caso más evidente estaba en el Citroën C3 WRC, con su motor heredando gran parte de lo desarrollado en el C-Elysée que dominó el WTCC con mano de hierro entre 2014 y 2016.
Tradicionalmente, los motores utilizados en rallyes se han basado en los utilizados en los coches de producción en serie, incluso en la normativa del Grupo B - como ejemplo, el Peugeot 205 T16 utilizaba el bloque motor de hierro de los propulsores XU de gasoil. De modo que, ver un motor (o dos) de rallyes llegar a competir en el WEC, lo que implica verlo en las 24 Horas de Le Mans es...cuanto menos, insólito.
Las primeras imágenes del Genesis GMR-001 Hypercar se mostrarán durante el mes de abril, de cara a los primeros test en el mes de agosto llevados a cabo por los experimentados Pipo Derani y André Lotterer. Un desarrollo bastante rápido de manera que, desde el verano de 2024, han pasado del planteamiento de tener un programa en resistencia a estar corriendo año y medio después. En el caso de Ford, sin ir más lejos, han decidido darse dos años de preparación.