Rally de Gran Bretaña del 2006. Rally de Suecia del 2022. Dieciséis años separan a estos eventos del Campeonato del Mundo, disputándose casi doscientos entremedias. En las listas de inscritos de todas esas pruebas aparecía, al menos en una casilla, el nombre Sébastien. El mero hecho de leerlo imponía a sus rivales, fuese el de Alsacia o el de Gap. Los monarcas franceses, menos implicados, dejan un vacío díficil de llenar.
Al término de la campaña 2012, mientras festejaba su noveno título consecutivo con Citroën, Loeb decidió cambiar el rumbo de su trayectoria deportiva. De las carreteras a los circuitos. En ese momento tomó el testigo su tocayo Ogier. Las marcas que había establecido su compatriota parecían eternas. Y así perdurarán por varias décadas. Pero la estrella que se reveló a la leyenda a punto estuvo de igualar los nueve.
Retirándose parcialmente de la misma forma en la que lo hizo su paisano, es decir, revalidando el trono, Ogier también marcha hacia los trazados. Ambos Sébastien siguen relacionados con el Mundial. Las sensaciones que este les ofrece no las encontrarán en ningún otro certamen. Eso sí, a partir de la presente temporada los entorchados los lograrán distintas generaciones, algunas sufridoras del dominio del imperio galo.