Tras siete años de arduo trabajo con el videojuego oficial del WRC, que en esta ocasión sale al mercado con el nombre de WRC Generations, es el punto y final del camino en esta saga por parte de KT Racing y, la verdad, es que la última entrega hace honor a su despedida.
El salto de calidad más absoluto de este nuevo juego es, sin duda alguna, las físicas mucho más realísticas de los vehículos, pasando del modo arcade que precedían los títulos anteriores a un intento de disfrutar de una mayor simulación -con el incremento lógico de la dificultad-.
Como decimos, KT Racing se despide de esta saga ya que a partir de su próxima edición estará a cargo de EA Sports (Codemasters), los creadores de DirtRally 2.0, por lo que las expectativas están por las nubes. Pese a ello, este WRC Generations ya se acerca mucho al nivel de la saga rival, con unos niveles gráficos muy mejorados respecto a años anteriores.
Además, consideramos que se ha logrado un algo grado de realismo a la hora de estrenar los nuevo Rally1 híbridos, con la efectiva y contundente potencia eléctrica de estos vehículos que los diferencia rápidamente de los World Rally Cars del pasado.
Es un videojuego redondo, con más material en todos los sentidos, con todos los coches oficiales de WRC, WRC2 y WRC3 Junior, además de un sinfín de clásicos de la especialidad y vehículos extra que harán de la experiencia en el juego un auténtico disfrute.
Los modos de juego siguen siendo los mismos que en WRC10, además de mejorar el tan usado y disfrutón sistema de edición de las decoraciones de los coches en las que horas pueden pasar volando creando el coche de rallye de tus sueños.
En definitiva, si quieres sentirte como Dani Sordo, poder pilotar su Hyundai i20 N Rally1 y correr en todos los rallyes que ha acogido el WRC en las últimas tres temporadas, WRC Generations es de obligada compra. Eso sí, para aquellos más puristas, que buscan un simulador al estilo Richard Burns Rally o parecido, no perdáis el tiempo. Este es un título pensado para el gran público, versátil y completo, pero no exquisito para los amantes de la simulación.