Se tomó la decisión que menos agrada a un organizador. Después de un año de preparación para el rally, lo que nadie esperaba sucedió la mañana del sábado, en la segunda jornada del Rallye Villa de Llanes. Una auténtica riada de gente (se estima el doble de la temporada anterior) se concentró en el tramo de Nueva-Labra, muchos de ellos sin estar acostumbrados a la nueva normativa que exige estar ubicados en una zona segura del recorrido 30 minutos antes del arranque del primer participante, provocó que la gente llegara con poco margen de tiempo, sin posibilidad material de colocarse en las zonas habilitadas para el público y esto sumado a la mala colocación de espectadores en diferentes puntos del trazado, originó que no hubiera más remedio que neutralizar el tramo, ya que no se podía garantizar la seguridad de los espectadores.
En la segunda pasada por Nueva-Labra, el tramo se volvió a neutralizar. En esta ocasión, el público estaba mejor ubicado, pero lo inesperado fue que se desatara una pelea entre personas del público. Buenos aficionados a los rallyes defendían que la gente debía ubicarse en las zonas adecuadas, mientras que otros, por distintas razones, preferían ignorar las indicaciones. Esto provocó una pelea entre dos personas, resultando una de ellas con una fuerte lesión en una pierna, quien era precisamente la que menos culpa tenía. Esto obligó a la entrada de una ambulancia en el tramo para trasladar al herido a los servicios de asistencia, y posteriormente al hospital de Santander para ser atendido adecuadamente.
Por si esto fuera poco, anteriormente se sumó la situación de una persona del público que presentaba síntomas de un posible infarto, quien también tuvo que ser asistido por los servicios de emergencia de la prueba y trasladado en ambulancia fuera del tramo. Debido a esto, la organización se vio obligada a neutralizar el tramo por segunda vez, ya que ante la ausencia de dos ambulancias y el retraso acumulado por estos incidentes.