En las condiciones más adversas los campeones demuestran sus galones. En las circunstancias más difíciles el talento se sobrepone a factores como la inactividad o la inferioridad mecánica, y si no que le pregunten a Oriol Gómez. En su segunda juventud y en una superficie que redescubre más de una década después, el campeón de España de Rallyes de Asfalto de 1994 arrasó en la Copa N5 RMC.
Con los reglajes adecuados en el Citroën C3 N5 y encontrando las sensaciones ideales a las primeras de cambio, el piloto catalán dominó con mano de hierro en el apartado reservado a los coches de la categoría gestionados por el preparador leonés. Tal fue la confianza de Gómez en las pistas leonesas que, con José Murado a la derecha, finalizó tercero absoluto por delante de numerosos vehículos Rally2/R5.
José Luis García-Javier Moreno, en su retorno al Citroën DS3 N5, y Manuel Jesús Jiménez-Ignacio Paz (Citroën C3 N5) protagonizaron excelentes inicios, codeándose con monturas superiores, pero una penalización de 1:50 condenaría a los primeros y una avería a los segundos. A pesar de la sanción, García-Moreno recuperaron la P2 que ocupaban al término del tramo de apertura.
Sin embargo, ese resultado no otorgó a la dupla de Veri Corral los puntos suficientes para arrebatar el título a Sergio Cuesta-Pablo Sánchez, cuartos en León con un Citroën C3 N5. La dakarina Crisitna Gutiérrez no quiso perderse la prueba de casa y, con Mario González a las notas, concluyó en el tercer lugar al volante de un Ford Fiesta N5.