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Kajetanowicz, Botka y Bergkvist. Hace un año apenas hubiéramos sabido pronunciarlos y hoy no concebimos la actualidad de los rallyes sin esos apellidos. Esta temporada el ERC nos ha traído tres sorpresas, tres campeones por los que pocos, o nadie, hubieran apostado en Enero. Tres campeones que, dicho sea de paso, han arrasado en sus categorías. Polonia, Hungría y Suecia deben de estar muy orgullosos de su respectivo embajador en el campeonato interconinetal.
Kajetan Kajetanowicz, polaco y patrocinado por la petrolera Lotos, como Robert Kubica, arrancaba el año ganando y llegaba a mitad de temporada con serias aspiraciones al título. Con un vistoso Ford Fiesta R5 logró poner en duda la posición de favorito de Craig Breen, que tras varias temporadas en la categoría europea, ahora con un coche de primer nivel desde el inicio, se preveía como campeón. No lo fue, aunque su temporada tampoco fue mala: donde participó corrió bastante, aunque Kajetanowicz también lo hizo. Menudo choque de trenes nos han dejado estos dos pilotos y menuda batalla de nivel.
'Kajto', como se le apoda, llegaba al ERC con la intención de hacer las primeras pruebas. En un principio no pensaba hacer un programa completo – o casi completo – en el campeonato. Pero conforme iban pasando los kilómetros, y con ellos los rallyes, Kajetan se veía más y más confiado y se veía más y más preparado para asaltar el liderato. Y lo hizo en Estonia. Sólo venció dos pruebas: la primera, Jänner, y la última en la que participó, Grecia. Entre medias, todo podios y sólo un abandono: cuatro platas y un bronce. Finalmente, con una victoria en el Acrópolis, y ante la no aparición de Breen, Kajto se proclamaba campeón del ERC.
Dávid Botka, piloto húngaro muy querido en su país, arrancaba el año siendo segundo en Jänner y en Letonia. Intercaló su programa europeo con un programa nacional: cinco pruebas en Hungría y nueve en Europa para rematar el año corriendo, próximamente, el Rally Show de Domenica con un Citroën DS3 R5.
Con dos rivales de primer nivel en la nueva categoría ERC2, que puede traducirse como Copa de Producción, Botka tuvo que ir de menos a más. Vojtech Stajf, un checo muy rápido que lideró durante la primera mitad de la temporada, y Dominykas Butvilas, un lituano que casi siempre acabó en el podio, se lo pudieron difícil. Butvilas apareció un poco menos, pero su papel en la película, durante el inicio de temporada, fue clave: restó puntos a Botka y a Stajf e hizo que la brecha abierta entre el checo y el húngaro fuera menor. El checo perdió fuelle a partir del rally donde partía como local, el Barum, y ese fuelle perdido fue suficiente para que Botka llegara a Suiza como líder. Para colmo de males, Stajf tenía problemas en su Mitsubishi y terminaba cediendo muchísima distancia. Dávid Botka, que nunca perdió la fe, se proclamaba campeón en el último rally del año tras una gran remontada.
Emil Bergkvist, un sueco desarrollado en Alemania, hizo valer su situación de alumno aventajado en el ERC. Con un Opel Adam R2 oficial arrancaba una nueva aventura para él por tramos de toda Europa sin perder de vista la copa homónima alemana. El equipo Opel partía con dos pilotos oficiales: Emil Bergkvist y Marijan Griebel, que hizo las funciones de escudero de manera sobresaliente. Con un coche fresco, como era el caso del Peugeot 208 R2, daban la sorpresa adjudicándose de manera soberbia los dos primeros rallyes en la división Junior. Estos resultados fueron suficientes para ganar un colchón de bastantes puntos. En Portugal Bergkvist fue cuarto y en Bélgica tenía que retirarse. El sueco terminó una temporada de ensueño con un segundo puesto en Estonia, una gran victoria en la República Checa y un cuarto puesto absoluto en Suiza a bordo de un Peugeot 208 T16 R5.
Tres nombres, tres campeones, tres sorpresas. El año que viene tal vez volvamos a verlos por los tramos europeos, y tal vez volvamos a verlos dominar. No obstante, en el ERC nada es seguro: cada año aparecen muchos pilotos nuevos capaces de hacer caer a los más rápidos. En un par de meses saldremos de dudas...