Todos los aficionados a los rallyes (o la gran mayoría), hemos soñado con adentrarnos en el mundo de la competición al menos una vez en la vida. Por suerte, el redactor que hoy escribe esto ha podido cumplir a la derecha de su hermano un doble sueño con el que los dos fantaseábamos de niños, viviendo así un doble estreno para ambos en esta disciplina con la que hemos crecido desde que tenemos uso de razón.
Tras un año de aprendizaje en subidas de montaña por la zona centro, en 2025 teníamos el objetivo de probarnos por primera vez en rallyes, mi hermano Alex (el culpable de todo) al volante de su Peugeot 206 XS y yo a su derecha como copiloto. Por cosas de las carreras, la mecánica nos obligó a retrasar el estreno hasta hace poco más de una semana, lo que nos llevó a desplazarnos hasta Cantabria para debutar en el conocido Rallysprint de Reocín.
Era nuestra primera vez haciendo reconocimientos, cogiendo notas, y probando a "cantarlas" sin perdernos ninguno de los dos, ni el que las escucha ni el que las lee. Satisfechos con los primeros pasos, las verificaciones técnicas y administrativas en el Circuito LaRoca nos acercaban poco a poco a la carrera, y los primeros nervios ya recorrían el cuerpo. La ceremonia de salida, en el Parque de la Robleda de Puente San Miguel nos brindó la oportunidad de sentirnos importantes por un momento, pues la organización dio su minuto de gloria a todas y cada una de las tripulaciones presentes, sin importar el número de dorsal o el palmarés de unos y otros.
Con el coche en el Parque Cerrado, la noche del viernes pasó lenta pero no se hizo larga, pues el momento que estabamos esperando ya se tocaba con la punta de los dedos. Al salir con el dorsal 102, nuestra posición de salida era muy retrasada, por lo que mientras los primeros vehículos ya disputaban la primera especial nosotros aún estábamos saliendo del Parque Cerrado. La cita se desarrollaba sobre un mismo tramo, con las dos primeras pasadas en un sentido y las otras dos en el otro, completando así un total de cuatro especiales a lo largo del día.
La neutralización del primer tramo aplazó nuestro debut "oficial", haciendo crecer los nervios pues la espera no facilitaba la concentración. Llegaba la hora y nos dirigíamos a nuestro primer tramo, el segundo de la carrera. Con errores de un copiloto nervioso y de un piloto demasiado "caliente", completamos nuestra primera especial con dos trompos provocados y una sonrisa de oreja a oreja. Todo había ido bien.
Seguíamos aprendiendo y sumando experiencia. El carnet de ruta y sus horarios marcados, el rutómetro a seguir, los reagrupamientos, el paso por la asistencias; muchas cosas nuevas que poco a poco se iban interiorizando. En nuestro segundo tramo, tercero del rallysprint, las sensaciones fueron mejorando para ambos, acoplándonos rápidamente a una forma de competir que, no por esperada, se hacía completamente distinta a otras experiencias ya vividas
Finalmente, en el cuarto y último tramo de la prueba, nos lanzamos con ganas pero con cabeza, marcando un ritmo alto pero sin asumir excesivos riesgos (aunque con algún susto incluido), culminando con un sabor de boca más que positivo nuestra primera experiencia en los rallyes. Aunque el objetivo estaba cumplido, pues habíamos conseguido terminar sin ningún problema en nuestro estreno metiéndonos en el Top10 final de nuestra clase, la felicidad final llegó en el reencuentro con nuestros padres, familiares y amigos, pues sin ellos no se disfrutaría todo de la misma manera.
Este relato es uno más de tantos, en los que unos 'frikis' de los rallyes inician su camino en la competición con pocos medios, muchos esfuerzos y sacrificios, horas de trabajo y el apoyo incondicional de los seres queridos con el único fin de disfrutar de lo que más nos gusta.
Desde aquí, y aprovechando el altavoz que me brinda Revista Scratch, agradecer la cercanía y cariño de toda la organización del Rallysprint de Reocín, así como el apoyo de la afición cántabra. Aunque en los medios cubramos los grandes campeonatos, los certámenes regionales y los aficionados a pie de tramo son la base de que todo siga en pie.