Con una unidad diferente del Abarth 124 RGT, Alberto tomaba la salida con intención de ir recuperando la confianza poco a poco tras el accidente sufrido en el Princesa de Asturias. Al principio parecía que todo iba bien, y Monarri trabajaba para poner la unidad de la marca italiana como estaba la anterior, pero en los dos últimos bucles aparecieron complicaciones que hicieron que el final del rallye fuera más comlicado de lo normal.
La rotura del turbo hizo que los madrileños tuvieran que hacer los cuatro últimos tramos sin poder correr, y el objetivo primordial pasó a ser acabar el rallye de la mejor manera posible.
“El rallye ha sido muy difícil para todos. Primero para el equipo, que con una avería como la rotura del turbo, poco podían hacer para solucionarlo con el escaso tiempo que tenían, y también para nosotros, que tuvimos que hacer cuatro tramos con los intermitentes encendidos y pendientes de no molestar a los compañeros que venían detrás. Me quedo con la parte buena, que ha sido volver a rodar y quitarme el mal trago del rallye anterior”.
Alberto Monarri mantiene su liderazgo en dos ruedas motrices a pesar de las dificultades del fin de semana, ya que ha cogido algunos puntos gracias a haber conseguido llegar a meta.