Nani Roma resume muy bien su espíritu competitivo y de equipo: “en el Dakar nunca sabes lo que puede pasar. Después de muchos años con victorias y derrotas, buenos y malos momentos, este año nos llegó de forma inesperada un revés que me costó afrontar. Pero había que asumirlo, no hay otra. El problema técnico que sufrimos el pasado domingo nos dejó sin ninguna posibilidad de lograr un buen resultado y además ocurrió cuando teníamos a tiro una plaza entre los diez primeros”.
“Ese día fue uno de aquellos en los que vives la derrota, porque estar en carrera es lo único que nos mueve. Pero después de tantos años tengo algo muy claro: nuestro objetivo como equipo es el de aprender, constantemente, del coche, hacer muchos km. para mejorarlo poco a poco, aprender del terreno, etc. Y este es un camino largo. Por eso no nos rendimos. Con la ayuda del equipo poniendo de nuevo a punto el Ranger salimos al día siguiente, sin importar que no optáramos a nada. ¿El objetivo? Llegar al final del Dakar con mucha más experiencia que el día que lo empezamos. Y lo hemos conseguido, porque eso también es lo que nos mueve”.
“Quiero agradecer a mi copiloto, Alex Haro, el gran trabajo que ha hecho. También a todo el equipo médico que me ha dado soporte en los meses previos y durante la propia carrera. Además, debo remarcar que nuestros objetivos no hubieran podido lograrse sin el equipazo que hemos tenido detrás: los técnicos de M-Sport que han trabajado día y noche en el coche. A todos ellos, con Matthew Wilson a la cabeza: ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! Hemos llegado a la meta del Dakar 2024 y seguimos: el programa con el nuevo coche empieza de verdad ahora”.