El Rally Acrópolis nunca, nunca jamás ha sido una prueba fácil - ni debería serlo, ni ahora en comparación con la dureza de los rallies de antaño. A Toyota Gazoo Racing le ha tocado la parte más agria, con dos de sus pilotos sufriendo problemas de frenos al mismo tiempo, Kalle Rovanperä y Takamoto Katsuta.
Rovanperä prometía mucho después de tener el ritmo en Cerdeña, pero pronto se vio que no estaba al nivel de Sébastien Ogier o los Hyundai de Ott Tänak o Adrien Fourmaux - y los pinchazos le hicieron caer eventualmente por detrás de Thierry Neuville y Elfyn Evans en la general. No iba, desde luego, a revalidar su victoria de 2021 o 2023.
Pocos - o nadie - apostaban a que, ante el calor del rally heleno, fueran los frenos del Toyota de Rovanperä los que desfallecieran a mitad de tramo, haciéndole salirse de pista y perdiendo cuatro minutos y medio. Pudo continuar, pero los fallos eran evidentes y volvió a parar más tarde, ya sin opciones a lograr un buen resultado.
Katsuta, por su parte, estaba en modo Maximum Attack luchando por posición contra Grégoire Munster (quien había perdido el freno de mano) y Neuville, marcando el mejor tiempo en los parciales. No obstante, a un kilómetro de la meta los frenos no pudieron más y le pasó algo similar a su compañero de equipo, quedándose empanzado en una curva de izquierdas.
Esto se une al abandono de Sami Pajari durante la jornada anterior, mientras que Ogier decidía no apretar en 2º posición y Elfyn Evans, sin necesidad de atacar, mantenía la 4º. Y es que sorprende que en el rally más duro del año sean los Toyota los que sufran más que los Hyundai, cuando los coches nipones se han mantenido algo más fiables durante el año, parte de la clave para haber ganado los seis rallies disputados hasta ahora (hasta el Acrópolis).