El hasta ahora vicepresidente deportivo de la FIA (FIA Deputy President of Sport) y ex copiloto campeón mundial de rallyes Robert Reid ha presentado su dimisión este jueves 10 de abril. En lo que parece ser un castillo de naipes cayendo en barrena en año electoral, Reid afirma que no está dispuesto a seguir sirviendo al poder.
"Tras una profunda reflexión, he tomado la complicada decisión de dimitr como vicepresidente deportivo de la FIA. Acepté este cargo para conseguir una mayor transparencia, un gobierno más sólido y un liderazgo con mayor colaboración. Con el paso del tiempo, estos principios se han dejado cada vez más de lado y no puedo continuar, de buena fe, mantenerme parte de un sistema que no refleja esos mismos principios", explica Reid.
"Dar este paso no ha sido fácil. Sin embargo, quedarme hubiera implicado comprometer aquello en lo que creo. Se trata de principios, no de política. El motorsport se merece un liderazgo enraizado en la integridad, la responsabilidad y respeto por los procesos. Es el estandar mínimo que todos deberíamos esperar y exigir", firma Reid en su carta pública a través de sus redes sociales.
— Robert Reid (@robertreidwrc) April 10, 2025
Pese a su cargo, el pasado mes de febrero se prohibió tanto a Reid como a David Richards (quien además de ser jefe de Prodrive y presidente de Motorsport UK, el homólogo de Reino Unido de la Real Federación Española de Automovilismo) participar en la reunión del Consejo Mundial del Automovilismo, pese a ser parte del mismo. Reid había estado en el cargo desde la llegada de Mohammed Ben Sulayem como presidente de la FIA, cargo que ejerce desde 2021 reemplazando a Jean Todt.
La dimisión de Reid tiene efecto inmediato y viene después de cambios internos para darle nueva vida al Mundial de Rallycross, ejerciendo la propia FIA de promotora tras todos los problemas del promotor anterior que no fue capaz de redirigir el curso del campeonato tras la huida en estampida de marcas allá por 2018-2019. Según se cuenta en Dirtfish, para Reid esta decisión fue la gota que colmó el vaso para romper su confianza, dado que se tomó sin la aprobación del Senado de la FIA o del Consejo Mundial.