Los últimos campeones del WRC, Parte IV: Marcus Grönholm

El séptimo campeón del mundo de Rallyes finlandés Marcus Grönholm nació en 1968 en la localidad de Kauniainen. Y aunque tardó mucho tiempo en llegar a la cima, cuando llegó a ella se mostró de inmediato tremendamente competitivo. Así lo reflejan sus 30 victorias y 61 podios en 153 participaciones que le permitieron coronarse en el año 2000 y 2002. Entre esos éxitos destacan los siete logrados en el Rally de los 1.000 Lagos (2000- 2002, 2004, 2005- 2007), que le mantienen como el más exitoso en la ronda nórdica junto a su compatriota Hannu Mikkola.

Eso sin olvidarse de los cinco triunfos en Suecia dos en el Acrópolis, dos en Gran Bretaña y uno en Rally de Montecarlo. Por cierto, durante la mayor parte de su trayectoria profesional el copiloto que le acompañó fue su cuñado Timo Rautiainen. Como en otros casos de corredores nórdicos, heredó la pasión por la velocidad de su padre. No en vano, Ulf Grönholm fue bicampeón del Nacional de Rallyes  en su país. Por tanto, Marcus tuvo un profesor de lujo que le enseñó a conducir con un Volkswagen Beetle en los bosques alrededor de la granja familiar.

Por desgracia, años más tarde, Ulf y su copiloto Bob Rehnström fallecieron en un accidente mientras practicaban por la noche para el Hankiralli. Todo sucedió después de que su Fiat Mirafiori 131 chocara contra una máquina quitanieves y se incendiara. A pesar de la tragedia sufrida, Marcus se inició en el motocross, práctica que debió abandonar por culpa de varias lesiones en una de sus rodillas. Poco después comenzó a reunirse con su primo Sebastian Lindholm, figura crucial para su acercamiento al mundo de los rallyes. Siete años mayor que él, Sebastian ganó ocho títulos del Nacional de Rallyes de Finlandia, lo que llamó la atención de Marcus.

Así, a partir de 1988 comenzó a competir en pruebas de la especialidad. Dado su extraordinario talento, se hizo rápidamente con el Campeonato Junior de su país, antesala de los certámenes escandinavos y nórdicos que conquistaría en cursos posteriores. Precisamente, esos grandes resultados le abrieron las puertas del WRC, debutando en el 1.000 Lagos de 1989 con un Lancia Integrale privado, terminando vigesimotercero. Un curso más tarde, adquirió un Toyota Celica del Grupo A, con el que repitió participación en ese mismo escenario doméstico.

Durante los próximos seis ejercicios dirigió su propia escudería, actuando como jefe de equipo, piloto, mecánico y manager. Fue una época muy dura en la que pudo subsistir económicamente con los recursos procedentes de su explotación familiar y por el apoyo de algunos amigos leales. Después de correr para Toyota Finlandia, Toyota Suecia y HF Grifone con los que se apuntó resultados prometedores, le llegó en 1997 la que parecía una gran oportunidad. El equipo oficial de Toyota le brindó la posibilidad de participar en varias rondas con ellos.

De hecho, tomó la salida en algunas pruebas, pero se sintió frustrado por la limitación de su programa deportivo. Eso hizo que contactara con Jean-Pierre Nicolas, jefe de la estructura de Peugeot WRC en 1999. Su sueño se hizo realidad un curso más tarde, en 2000, cuando se convirtió en piloto oficial a tiempo completo. Y devolvió la confianza depositada en él, conquistando el Mundial en su primera participación con Peugeot.

A lomos del 206 WRC, derrotó a todos los rivales en cuatro citas (Suecia, Nueva Zelanda, 1.000 Lagos, Australia) y acabó segundo en (Portugal, Argentina y Gran Bretaña) para relevar a su compatriota Tommi Mäkinen, coronado en el curso previo. Sin embargo, en 2001 las averías mecánicas y accidentes arruinaron sus aspiraciones en la defensa del Mundial. Tan solo pudo enderezar el rumbo a finales del curso ganando tres carreras para terminar cuarto de la General.

En la campaña posterior, se incorporó al equipo el vigente campeón de 2001, el británico Richard Burns, a quien ‘aplastó’. De hecho, certificó cinco triunfos con los que se convirtió en el segundo bicampeón del mundo de WRC tras Tommi Mäkkinen. En 2003, solo pudo ser el más rápido en tres citas del WRC, pero sus seis abandonos le hundieron hasta el sexto puesto en la Clasificación final. El nuevo Peugeot 307 WRC que estrenó en 2004 no fue lo competitivo que se esperaba, por lo que solo pudo pisar el primer peldaño del cajón en el 1.000 Lagos finaliza quinto en la tabla y un curso más tarde se impuso en esa misma carrera y en Japón, concluyendo tercero en la General.

Frustrado por el bajo rendimiento de su coche dio el salto a Ford en 2006 con el que se llevó las dos primeras citas del curso. Sin embargo, Sébastien Loeb le respondió triunfando en las cuatro siguientes pruebas del Mundial con Citröen. A partir de entonces ambos se repartieron los triunfos en un mano a mano apasionante. Sin embargo, antes de Turquía el francés se quedó fuera de combate para las cuatro últimas carreras, al lesionarse un hombro por un accidente con una bicicleta de montaña. Esta circunstancia fue aprovechada por el finés, quien se impuso en tres de ellas. No obstante,  perdió el Mundial por un solo punto (112-111) ante el corredor de Haguenau.

En la campaña siguiente de 2007 se repitió la pugna épica con los mismos protagonistas e idéntico desenlace. El corredor alsaciano se impuso por cuatro puntos (116-112) dejando nuevamente a Grönholm con la miel en los labios. Y es que, a pesar de que este último se llevó cinco triunfos, el galo logró ocho. Tras sufrir esa nueva derrota decidió que había llegado el momento de su retirada a los 39 años de edad. A partir de entonces, dirigió su atención al Mundial de RallyCross y a otras competiciones como la mítica carrera en Pikes Peak y los X Games. Por último, antes de convertirse en el referente en la carrera de piloto de su hijo Niclas, se había convertido en el gerente general del equipo de RallyCross MSE Olsbergs.