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Con la etiqueta de rookie pegada sobre la chapa del Ford Fiesta RS WRC, Gus Greensmith llegaba a Portugal para materializar su debut dentro de la categoría máxima. Después de varios años peleándose dentro del WRC2, y gracias al fuerte apoyo económico que respalda a este piloto, Malcolm Wilson ha accedido a darle la oportunidad de debutar a los mandos del coche con el que Ogier subía a lo más alto el pasado año.
Sin grandes aspiraciones deportivas, más allá de sumar kilómetros y conocer todo lo posible al WRC de la firma del óvalo, Greensmith fue progresando en los cronos, consiguiendo que con el paso de los kilómetros, sus referencias fuesen más próximas a las marcadas por la cabeza del rallye. Aún así, un error en la parte final de la jornada del sábado le hacía abandonar y tener que reengancharse en la siguiente jornada.
Ya el domingo, la fortuna tampoco estuvo de su parte, ya que una rotura mecánica sufrida antes del imponente salto de Fafe, le hacía no dominar la montura en la caída y golpear los márgenes de la pista. Sin opción ninguna de retomar la carrera, el piloto británico no pudo hacer más que valorar de forma positiva su estreno y esperar a que en M-Sport le vuelvan a dar la oportunidad de pilotar para su equipo.