A pesar de partir con 14 puntos de renta en la batalla final por el título que se desarrollará en el ACI Monza Rallye (3-6 diciembre), Elfyn Evans no se fía. El británico del equipo Toyota Gazoo Razing WRT sabe que dicha renta no le permitirá llegar tranquilo a Italia, entre otras cosas, debido a su escasa experiencia con el Yaris WRC en asfalto. Pues bien, ésa será la superficie sobre la que se enfrentará a su rival y compañero Seb Ogier por la corona.
En esta extraña temporada donde se han cancelado numerosas pruebas del Mundial, la última de ellas el Ypres Rallye que le hubiera permitido acumular kilómetros y experiencia en octubre, solo ha podido competir sobre el alquitrán en Montecarlo.
Allí, en su estreno al volante del misil nipón, terminó tercero en un actuación destacada. Sin embargo, desde enero prácticamente no ha vuelto a rodar sobre asfalto.
Por ello, considera esencial hacerlo antes de batirse en duelo en Lombardía. Recabar la máxima información para lograr un adecuada configuración del vehículo centrará todos sus esfuerzos en ese ensayo previo al duelo definitivo.
Completará los datos con los de otras citas como Córcega, aunque obviamente no se trate del mismo escenario. Todo será aprovechado para lograr el set-up que le haga sentirse más cómodo en el reto más importante y decisivo de su vida deportiva.
Así lo ha reconocido el protagonista y líder de la clasificación provisional, a quien le valdría terminar segundo en Italia por detrás de Ogier. De hecho, a pesar de que el francés ganara y se llevara todos los puntos del Power Stage, Evans sucedería 19 años después al malogrado Richard Burns, convirtiéndose en el tercer británico que reina en la especialidad.
Pero para levantar el trofeo tendrá ante sí ni más ni menos que a todo un hexacampeón del WRC. Curtido en mil batallas, el segundo corredor más laureado de la Historia tratará de imponer su experiencia en una situación en la que se mueve como pez en el agua.