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Tres lustros y siempre en el recuerdo. El 25 de noviembre de 2005 se marchó para siempre uno de los pilotos más admirados y respetados de la época dorada de los World Rally Cars, Richard Burns.
El inglés fallecía víctima de un atroz cáncer que le obligó a pelear hasta el final los dos últimos años de su vida desde que se lo detectasen regresando del Rallye de Cataluña de 2003.
Burns, que fue piloto oficial de Subaru, Mitsubishi y Peugeot, partió del mundo de los mortales, precisamente, el mismo día en el que cuatro años había alcanzado la gloria eterna al proclamarse campeón del mundo de rallyes al volante de su mítico Impreza STI WRC. El destino fue caprichoso.
Quince años después de su muerte, los apasionados de la especialidad seguimos recordando al ‘zanahorio’ de Reading, que fue capaz de poner contra las cuerdas a Colin McRae, Carlos Sainz, Juha Kankkunen, Tommi Mäkinen, Didier Auriol y Marcus Grönholm, la espectacular lista de campeones contemporáneos que coincidieron en los mundiales de finales de los noventa y principios del nuevo siglo.