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El joven piloto de 16 años de origen escocés tomó la alternativa y se convirtió en la tercera generación de la familia que compite en rallyes. Afincado en Australia, el hijo de Alister inició su andadura en la especialidad que hizo famosos a sus predecesores disputando el WA Baker Hill Sprint con un pequeño Ford Fiesta ST.
En unas pistas clásicas del Rallye de Australia de la década de los noventa, con las clásicas ‘canicas’ -piedras redondas de pequeño tamaño- encima de las carreteras de tierra, el más joven del clan McRae rodaba en una meritoria cuarta posición de su categoría hasta que un problema en la transmisión le obligó a abandonar.
El sobrino del añorado Colin McRae, pese a ello, quedó más que satisfecho con su debut en competición. “Fue realmente genial empezar a competir en tierra. Había estado esperando este momento mucho tiempo y fue bonito correr. Las dos primeras especiales fueron geniales y estábamos compitiendo bien”, explicó Max en la web oficial del WRC.
“El tercer tramo también fue bien, pero luego sentí que el coche comenzó a tener problemas con la rueda delantera izquierda. Salimos de la especial y cambiamos el eje, pero hacía mucho ruido al entrar en la quinta especial, creo que algo se dañó en el diferencial. Nos detuvimos en lugar de seguir y hacer más daños”, añadió el escocés.
La siguiente carrera de Max McRae será el Rally Make Smoking History, que se disputará el próximo 3 de septiembre. Sin duda, habrá que seguir de cerca a este joven, que, si tiene la mitad de talento de su tío, dará mucho de que hablar en el futuro.