¿Por qué? ¿Qué pasa? Salvando las distancias, obviamente, es como si Ogier, Hamilton o Márquez se quedaran sin sitio al año siguiente de ganar el campeonato.
No hay soporte de marcas oficiales en su totalidad, y los presupuestos no se acercan, ni de lejos, a las cifras mareantes de los símiles planteados anteriormente. Pero, ¿Y qué?. Sin que quepa duda, es una situación que llama a la reflexión. A preguntarte qué deberías hacer en una temporada para, al año siguiente, asegurarte un hueco con garantías en el campeonato. La respuesta lógica y normal sería: Ser campeón. Pues igual no. Probablemente, esto no sea suficiente.
Cristian García se coronó como vencedor del CERA en 2016. Y a día de hoy, poca o nula consecuencia ha tenido su logro. Ya no como trampolín para expandir fronteras, sino como garantía de continuidad en el nacional. Y lo mismo ha pasado este año con Miguel Fuster. Vigente campeón del CERA, y no está inscrito en el Rally Sierra Morena que da inicio al campeonato de este año.
Razones habrá muchas y, probablemente, de peso. Incluso con sentido, podría ser. Pero, como ya dije, es esta una situación que, como poco, da pie a reflexionar.
Quizás, una reflexión válida podría ser la siguiente. ¿Cuánto daría de sí un campeonato –CERA o SCER- con el nivel del que ya gozamos, si a la aparición de “Pepe” López y el regreso de Pons y Lemes, le sumamos los retornos de Cristian García y Miguel Fuster, por ejemplo? Ares, Suárez, “Pepe”, Pons, Cristian, Fuster, Pardo, Lemes,… Todos en el mismo caldero. Una batalla de campeones.