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Bernard Vara se dio a conocer en las décadas de los setenta y ochenta por su buen hacer como preparador en los Porsche de Marc Etchebers, Beny Fernández o Carlos Piñeiro, entre otros. Su ingenio para templar la potencia del bólido alemán y adecuarlos a las exigencias de los rallyes le convirtieron en una de las personas más consultadas de la época, y que volvía a la primera línea de batalla con la época dorada de los GT en España.
De la mano principalmente de los hermanos Vallejo y Miguel Fuster, Vara volvía a saltar a la primera línea de batalla, convirtiéndose en casi un padre deportivo para el piloto alicantino. El genio de la mecánica nos dejaba a los setenta y tres años, a consecuencia de un infarto que no logró superar. Una vez conocida la noticia, el mundo del automovilismo nacional llora su pérdida, rescatando vivencias del pasado para recordar sus hazañas.