El volante de un vehículo de competición vuelve a transmitir felicidad a Oliver Solberg. El sueco, despedido por Hyundai Motorsport justo después del Rally de Nueva Zelanda, participó el pasado fin de semana en el Visit Conwy Cambrian Rally, valedero para el Campeonato Británico de la especialidad. En este evento sobre tierra dirigió un Volkswagen Polo GTI R5, montura con la que años atrás cosechó varios éxitos internacionales.
Los bosques de la localidad Llandudno fueron el escenario de unas complejas especiales en las que el hijo de Petter recuperó una sensación que había perdido desde su ascenso a la categoría reina de la modalidad. El menor de la saga Solberg se reencontró consigo mismo y logró una victoria inapelable. Accedió al liderato en la segunda especial y no lo cedió en ningún momento. Sus rivales no pudieron hacer nada para frenarle.
"¡Es una victoria en el Visit Conwy Cambrian Rally! Este fin de semana muy divertido, con un coche genial en unos tramos fantásticos. ¡Tuve la sonrisa más grande en mucho tiempo! Gracias a mi equipo y patrocinadores, Monster Energy y HTB Racing, por hacerlo todo posible", compartió el nórdico en sus redes. Ahora le toca regresar a los despachos para buscar un asiento oficial que le permita reiniciar el sueño mundialista.