Si el Rallye Princesa de Asturias ya fue muy difícil para los pilotos esta prueba cántabra aún lo ha sido más. Realmente acabó siendo para ellos un pesadilla, sobre todo en la primera parte de la jornada. Con un suelo mojado y con mucho “barrillo” que dejaba una película como si de un espejo se tratara, era fácil perder la adherencia y salir disparado, tal y como le paso a varios rivales suyos.
Pero Alberto, siempre guiado por su experto copiloto “Jandrín” López, supo gestionar bien los tramos matutinos, para en los de la tarde aumentar el ritmo y escalar posiciones. Y de no ser por una avería en el último bucle, en el cual se vieron obligados a disputarlos sin el “bang” del Citroën DS3 R5, hubiesen conseguido mejores tiempos. Finalmente una buena posición para este año de aprendizaje en el nacional de asfalto.
Alberto al final de la prueba nos comentaba: “Ha sido el rallye más difícil desde que estoy corriendo hace cuatro años. Es mi segunda prueba del nacional sobre mojado, pero con el añadido del barro se hacía muy costoso mantener en coche dentro de la carretera. Nosotros seguimos aprendiendo, esperando poderlo hacer mejor en La Nucía, supongo que sobre seco y finalmente en Madrid donde cerraremos la temporada. Quiero dar las gracias como siempre a mi copiloto y al equipo MC Racing por el trabajo que han hecho”.
La próxima cita para el equipo será en Baleares en el rallye Villa de LLoseta, prueba que ya ganó en el 2016 con el Mitsubishi Evo X y donde encontrará una dura lucha con los pilotos del regional. Para Alberto será una forma de test antes de la prueba alicantina.