Parece que a la quinta tampoco será la vencida para Sébstien Loeb. Tendrá que esperar otra oportunidad para sacarse esa espina que tiene clavada con el Dakar. Porque el desierto le continúa negando la gloria al corredor más laureado en la Historia del WRC. Y no, no ha sido el regreso soñado a la mítica prueba tras un paréntesis de un año. Equipo y coche nuevos, pero misma (mala) fortuna.
Así se desprende tras el último percance vivido por el galo en el Dakar este viernes (8 de enero). Durante los primeros kilómetros de la sexta especial disputada entre Al Qaisumah a Ha'il, el francés ha roto la suspensión de su vehículo del Bahrain Raid Xtreme desarrollado por Prodrive.
En la etapa previa (nº 5), y como anticipo de lo que estaba por llegar, el nonacampeón del Mundial de Rallyes había perdido 50 minutos y 18 segundos al sufrir tres pinchazos -mismo incidente sufrido en una de las etapas iniciales- y seguir los erráticos pasos de Carlos Sainz durante los compases iniciales de ese aciago día.
No obstante, la sexta etapa recortada a 348 kilómetros -100 menos de los inicialmente programados- ha terminado de fulminar sus remotas opciones de luchar por la estatuilla del tuareg.
Después de haber establecido el quinto mejor tiempo en los 48 primeros kilómetros, quedándose a solo 37 segundos de Carlos Sainz, el galo destrozó uno de los brazos de la suspensión de su nuevo BRX Hunter T1, vehículo desarrollado por Prodrive y perteneciente al equipo Bahrain Raid Xtreme.
Mazazo definitivo para el mito alsaciano y para su fiel copiloto, Daniel Elena. Ambos tuvieron que esperar la llegada del camión de asistencia para poder reparar los desperfectos ocasionados y reemprender así la marcha rumbo a la meta.
A pesar de este revés deportivo para el mito de Haguenau, el objetivo del equipo en su bautismo en la mítica ronda no es otro que sumar kilómetros con el BRX Hunter. Tras los retrasos ocasionados durante su gestación y nacimiento por culpa del COVID-19, el vehículo solo cuenta con cuatro meses de vida.
De hecho, se ha presentado en la salida del raid sin ningún bagaje competitivo. Por tanto, rodar con la nueva máquina para detectar sus puntos débiles y subsanarlos de cara a próximas ediciones del Dakar constituye la base primordial en este estreno en las dunas.
Regresando al ‘sufrido’ Loeb, recordar que cerraba el top 10 de la Clasificación General con un retraso de una hora y cuarenta minutos sobre su paisano y líder de la carrera, Stéphane Peterhansel, cuando se ha topado con la parte más ingrata de la prueba.