Tras la primera semana de competición, el Dakar ha entrado en su fase decisiva. Apenas restan cuatro etapas antes de la conclusión de la prueba el próximo viernes en el megaproyecto de entretenimiento Al-Qiddiya, en Riad, capital de Arabia Saudita. Por tanto, cualquier error que cometan los participantes puede resultar crucial para sus aspiraciones.
Envueltos en esta tensa atmósfera se disputará este martes 14 de enero la novena etapa del raid. Se trata de una especial que discurrirá entre las localidades de Wadi Al-Dawasir y Haradh, con una extensión de 886 kilómetros, de los cuales 410 serán cronometrados.
Un día antes de adentrarse en el desierto más grande del mundo, el temido Rub-Al Jali, conocido en inglés como Empty Quarter, deberán enfrentarse a una sucesión de superficies muy duras y quebradas, que pondrán a prueba la resistencia de máquinas y hombres.
Más tarde, cambio de escenario con la llegada a Haradh, núcleo urbano desarrollado en torno al petróleo y la agricultura. Los expedicionarios vivirán un extenso y desafiante recorrido a modo de calentamiento previo a lo que llegará en los próximos días.
En esta jornada Carlos Sainz y su navegante Lucas Cruz deberán salvar la primera de las cuatro bolas de partido antes del desenlace de la prueba. Tras abrir pista este lunes, han cedido tiempo respecto a sus dos perseguidores, Nasser Al-Attiyad y Stéphane Peterhansel, aunque mantienen la cabeza en la Clasificación General.
Disponen de una renta ligeramente superior a los seis minutos sobre el catarí de Toyota y algo más de trece respecto a su compañero francés en el X-Raid Team. Subidos a su Mini John Cooper Works Buggy, la pareja española deberá defenderse de las ofensivas de esos dos lobos del desierto que les acechan.