Los RS Q e-tron de Audi embarcaron rumbo a Arabia Saudí con numerosos interrogantes acerca del rendmiento de sus motores eléctricos. ¿Aguantarían las especiales a un ritmo competitivo? ¿Sucumbiría una tecnología tan novedosa a las demandas del Rally Dakar? La respuesta durante la primera semana de competición a este apartado es un sí rotundo. Pero los problemas se han reproducido en otras partes.
Las baterías suponen unos kilogramos adicionales en los todoterreno de la firma de los cuatro aros en comparación con los de los T1+ de Toyota y Prodrive, sus grandes rivales en las próximas ediciones de la prueba más exigente del planeta. Desde Ingolstadt, los ingenieros decidieron contener peso con los amortiguadores. En vez de equipar dos por rueda, como los vehículos de combustión, apostaron por uno.
Arribados al ecuador del Dakar 2022, este componente de la suspensión ha costado las aspiraciones de los germanos en la general. En la etapa 1B se confirmó que condicionan a los pilotos. Stéphane Peterhansel, sinónimo de éxito en este evento con sus catorce victorias, se despidió de la carrera nada más comenzarla al abordar una comprensión a una velocidad insostenible por el amortiguador trasero izquierdo de su montura.
La remontada de Carlos Sainz también ha sido frustrada por dos roturas en días consecutivos que le obligaron a esperar la asistencia de 'Monsieur Dakar'. Aunque para las seis especiales que restan por disputarse en el camino de vuelta hacia la localidad de Jeddah no se podrán solventar los contratiempos ocasionados por la fragilidad del amortigaudor simple, en Alemania tendrán once meses para encontrar una solución más eficaz.