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RMC Motorsport va a comenzar en la primera semana de enero el montaje de su primer vehículo Maxi Rally, con el que planean disputar la temporada 2016. El preparador leonés estará presente tanto en el nacional de asfalto como en el de tierra con dos unidades.
Baratec, suministrador principal de los Maxi Rally, llevará en enero a las instalaciones de Roberto Méndez una unidad ya montada y otra que se completará entre ellos y RMC - unos se encargan de la mecánica y otros de la carrocería. RMC se encargará de la unidad montada para hacer test sobre tierra y después prepararla para pruebas de asfalto, mientras que las unidades que monten en el taller leonés llevarán carrocerías de Ford Fiesta R5. El objetivo final es realizar los primeros test en el verano de 2016 para mostrársela a los clientes ya interesados - ya hay varios, según afirma el equipo - de cara a que se hagan temporadas enteras en el panorama nacional de 2017 en adelante.
En lugar del motor Honda 2.4 atmosférico que utilizan los Maxi Rally argentinos (es un motor común para todos los fabricantes), RMC ha optado por escoger la opción alternativa, un 1.6 turboalimentado con una brida de restricción distinta a la de los vehículos R5 de la normativa FIA. Este 1.6 proviene del 208 GTi, motor también utilizado en algunas versiones del Citroën DS3.
La gran ventaja de los Maxi Rally es, como apunta la página oficial de la Confederación Australiana de Automovilismo (donde también corren los Maxi Rally desde esta temporada) que los costes de construcción son similares a las de un Grupo N, los costes de mantenimiento son incluso menores y su rendimiento se asemeja al de los vehículos R5 o los S2000. Por ello, la RFEdA ya anunció meses atrás que su potencia estaría limitada a unos 250 caballos, en relación directa al peso del vehículo (suponiendo que se rijan al peso mínimo de 1.360 kilogramos, una relación peso/potencia de 5,4 kilogramos por caballo).