En la última especial, en el momento adecuado, situó a un Citroën en primera plaza. El líder nocturno, Eric Camilli, abandonó con daños en la suspensión de su C3 Rally2 al término del bucle matinal. Su retirada la aprovechó Andreas Mikkelsen para escalar a la cima de la clasificación, lugar en el que parecía que retornaría a Mónaco, amenazando así al dominio habitual de la firma del doble chevrón en las categorías de apoyo.
Pero no, Stéphane Lefebvre, ex-oficial de Citroën Racing en la máxima división, reinstauró el orden habitual tras completar los últimos kilómetros de la etapa a un ritmo sencillamente estratosférico. El francés se reencontró con sí mismo, con la figura que en tiempos pasados hizo que una marca apostase por él para que la represenase alrededor de medio mundo... aunque deberá de mostrar cierta cautela.
El nórdico marcha justo a sus espaldas a bordo del Skoda Fabia Rally2 Evo de Toksport WRT. ¿Es quién más preocupa a Lefebvre? No. En el tercer lugar rueda un incontenible Yohan Rossel, otro de los integrantes de la armada gala. Con su falta de confianza en las especiales de ayer en el olvido, el vigente campeón de WRC3 acorta distancias con sus antecesores a una velocidad frenética. En asfalto seco tendrán que sudar.
Marco Bulacia, cuarto, encabeza el apartado Junior de WRC2 con una ventaja de 32.9" sobre Erik Cais, debutante en la ronda monegasca con un Ford Fiesta Rally2. El boliviano, que amanecía a décimas de Rossel, mantuvo la cabeza fría en los momentos clave y no se apresuró en dar caza a uno de los ídolos locales. Por lo que respecta a Masters, abrumador dominio del italiano Mauro Miele con un Skoda Fabia Rally2 Evo.