Sea con la presión de obtener unos puntos para el campeonato de pilotos o con la libertad que otorga un programa parcial, la noche en los Alpes franceses es suya. El 90º Rallye de Monte-Carlo comenzó oficialmente con la celebración de las especiales de Luceram/Lantosque y La Bollène-Vésubie/Moulinet. Como avanzabamos en la previa, la presencia de nieve fue nula, acompañando el hielo en unos pocos kilómetros.
Los tiempos del 'Shakedown' prometían una intensa pugna entre los dos Sébastien. Unidos por la rivalidad que dividió sus caminos en Citroën Racing, cada vez que se adentran el habitáculo de un vehículo de competición lo hacen con el objetivo de derrotar a su tocayo. Y la etapa del jueves confirma que este fin de semana deparará emociones fuertes. Ogier vs Loeb. Solo uno de ellos se proclamará vencedor en la tarde del domingo.
Siempre y cuando Elfyn Evans, el único capaz de igualar el ritmo de las estrellas galas, lo permita. Pero ni el británico ni el alsaciano lograron arrebatar scratch alguno a Ogier. El vigente campeón del mundo se armó de valor en la zona más compleja del día, el gélido descenso del tramo inicial, para marcar diferencias con sus contrincantes. Y en la siguente cronometrada tampoco les otorgó minutos de gloria.
Loeb, con los neumáticos de su Ford Puma Rally1 rebasando la temperatura de funcionamiento óptima en los últimos kilómetros, vigila de cerca a su enemigo. Le separan del líder 6.7", una diferencia ínfima para los compases de carrera en que nos encontramos. Evans, uno de los firmes candidatulos al título en la era híbrida, aguanta el tirón de los dos nombres más laureados en la historia del Mundial de Rallyes desde la tercera plaza.
Los Toyota GR Yaris Rally1 y los vehículos construidos por M-Sport abren brecha con los Hyundai i20 N Rally1. Los Puma han dejado maravillados con su comportamiento a sus cuatro pilotos. Adrien Fourmaux y Gus Greensmith completan el top cinco de la clasificación provisional mientras Craig Breen marcha en P7. Al irlandés le costó refrescar en la memoria el mítico Col de Turini, por el que no había pasado en cinco años.
Thierry Neuville acepta con resgnación el sexto puesto en el que le tocará dormir. A unos frenos sensibles en el TC-1 añadió problemas de estabilidad en los baches del TC-2. Pero peor transcurrió el día en la oficina para Ott Tänak y Oliver Solberg. El estonio lidia con un motor renqueante en P8, toda vez que el joven sueco no escucha como desearía a su copiloto a través de los interfonos y es décimo, a espaldas de Takamoto Katsuta.