Está claro que todo el mundo comete errores, y más probable es que ocurra bajo presión. Incluso a un 8 veces campeón mundial de rallies como Sébastien Ogier le puede ocurrir, si bien el suyo es un lapsus que le ha costado 1.500 € de multa tal como han impuesto los comisarios horas después de finalizar la prueba.
Y es que Ogier, entre la meta del TC-13 (el primer tramo del domingo, San Giacomo - Plebi, de los más largos de todo el rally) y el control stop, se quitó el arnés de seguridad, los guantes y la sujección de su casco. Esto supone una infracción del Capítulo III Artículo 1 del apéntice L del código deportivo internacional FIA, que especifica que deben llevar todo el equipamiento de seguridad como es debido no hasta la meta del tramo, sino hasta que se detenga el vehículo en el control stop.
Sucede, además, que el director de carrera recordó este mismo aspecto de seguridad el miércoles previo al rally. Ogier admitió que fue simplemente un lapsus, un acto reflejo por el que pidió disculpas. Pese a ser una acción sin mala intención, los comisarios han aplicado una multa de 1.500 €.