Después de 19 años, el pasado fin de semana el Rallye Safari volvió a formar parte del calendario del Mundial de Rallyes y lo hizo con una edición al sprint, mucho más corta y exigente que en el pasado, pero salvaguardando el ADN que hizo grande a esta prueba en el pasado. Y este no fue el único regreso sonado, ya que en el podio tuvimos por primera vez a Takamoto Katsuta.
El japonés, que esta temporada disputará todas las pruebas del campeonato como parte del programa de desarrollo de pilotos de Toyota, cuajó una gran actuación en las pistas keniatas que le valieron para lograr su primer podio en el Mundial tras finalizar segundo por detrás de su jefe de filas, Sébastien Ogier.
Una larga espera que llega a su fin
El de Katsuta no es ni mucho menos el primer podio de un japonés en el WRC, aunque tampoco a lo largo de casi medio siglo de vida del certamen ha sido muy habitual ver a pilotos del sol naciente en los puestos de honro de los rallyes mundialistas.
De hecho, el podio de ayer de ‘Taka’ rompe con una infinita racha de 27 años, 6 meses y 24 días desde la última vez que un japonés había subido al podio en el WRC. Fue, precisamente, en el Rallye Safari de 1994, cuando el mítico Kenjiro Shinozuka finalizó en el mismo escalón al que ayer subió Katsuta al volante de un Mitsubishi Lancer Evo I.
Casi 10.000 días ha tardado el país del sol naciente a tener un piloto en un podio del WRC, un tiempo que esperan que de la mano del de Toyota sea mucho más escueto de ahora en adelante. No le será fácil repetir actuación en lo que resta de temporada, los podios van muy caros en el mundial, pero sin duda, Katsuta ha lanzado el mensaje que se le empezaba a exigir desde el seno del equipo dirigido por Jari-Matti Latvala.