Sábado repleto de acontecimientos en la división de plata. Ni el nuevo líder se ha librado de las trampas ocultas en las carreteras de los Alpes franceses. A casi 200 kilómetros del epicentro del 90º Rallye de Monte-Carlo se desarrolló la etapa de la caída del imperio Citroën. Stéphane Lefebvre siguió los pasos de Eric Camilli y abandonó cuando marchaba al frente de la tabla. Un trompo con posterior golpe en talud, el motivo.
La responsabilidad de defender el honor de la firma del doble chevrón recaía entonces en el vigente campeón de WRC3, un Yohan Rossel que recibía una incomprensible penalización de más de 5' por retraso en un control horario. A pesar de realizar varias especiales hundido en la tabla, confiaba en que los comisariosos se diesen cuenta de su error. Y así fue. El galo volvía a la pelea por el triunfo... hasta que se atascaba en una cuneta.
Este error de conducción despejaba definitivamente el camino a Andreas Mikkelsen, cauteloso en las zonas más resbaladizas. Pero esa precaución no bastó para que evitase un pinchazo que añadía picante en la clasificación. El noruego se detuvo a cambiar el neumático dañado, dejándose más de minuto y medio en la maniobra. Lo que no perdió fue la batuta de mando. El del Skoda Fabia Rally2 Evo permanece en P1.
Marco Bulacia no pudo capitalizar entre todos estos percances. Problemas de potencia abocaron a la retirada al boliviano de Toksport WRT, que mandaba en el apartado Junior. El checo Erik Cais, en su estreno en la ronda monegasca, es la mayor amenaza de un Mikkelsen del que le separan 22.4". Justo por detrás del piloto del Ford Fiesta Rally2 se sitúa Gréogoire Munster, tripulante del Hyundai i20 N Rally2 más rápido.