Hace tiempo que el equipo X-RAID le vio las orejas al lobo. Desde la retirada de Volkswagen del Dakar, el equipo alemán ha dominado con mano de hierro. Los Mini 4x4 no solo son competitivos, sino que son numerosos, como demuestran las siete unidades que tuvieron en el top10 de 2014 o las cuatro unidades entre los cinco primeros este pasado 2015.
Una legión de coches cliente que les permite año tras año tener un presupuesto, y por lo tanto un desarrollo casi imposible de igualar, pues el actual Mini 4x4 no es más que una evolución constante año tras año del primer BMW X5 presentado por Sven Quandt en 2002. Por este motivo, ASO, año tras año ha ido restando competitividad a los vehículos X-RAID, 4x4 diesel turboalimentados para tratar de abrir la competición. Los más beneficiados han sido los Buggys con la idea de cualquier pequeño constructor pudiera tener un coche competitivo. Coches sencillos, con un motor tan potente como se quiera con la única restricción de que fuesen de producción, muy ligeros, con recorridos de suspensión casi interminables la ventaja del auto inflado en las etapas de dunas. Actuaciones esporádicas de Robby Gordon y más tarde de Nasser Al-Attiyah y Carlos Sainz evidenciaron que el futuro, especialmente si X-RAID seguía ganando, iba a estar en los Buggys.
Por ello, Sven Quandt decidió adquirir los Buggys que mandó construir Nasser Al-Attiyah a Jeffries Racing y que más tarde serían mejorados por PH Sport. Una primera toma de contacto con los 2RM que podrían ser el futuro. Sin embargo, con la eliminación de Perú del Dakar2016, X-Raid decidió abortar el programa de pruebas y desarrollo de dicho Buggy, pues sobre el trazado esta edición sería ampliamente favorable a los 4x4.
Pero finalmente, Sven Quandt y Guerlian Chicherit decidieron tras acumular 400 kilómetros de test viajar al Dakar y tomarse esta edición como test en carrera. X-Raid sorprendía a primera hora con un comunicado confirmando el abandono del Buggy, aunque más sorprendía cuando en el propio comunicado señalaba directamente a una decisión unilateral del piloto. Por su parte, Chicherit utilizaba las redes sociales para decir que la seguridad ante todo.
La realidad es que Chicherit estaba realizando una fantástica etapa cinco hasta que la dirección asistida del vehículo se rompió. El francés dio todo lo que pudo hasta llegar a meta con calambres y temblores en los brazos. Siendo esta la única rotura que se ha hecho pública, unida a la dureza de competir en la altitud boliviana, capaz de nublar hasta la mente más despierta, ha sido suficiente para que Guerlain tire la tolla en esta edición para la decepción de su jefe de equipo.
Y es que Sven Quandt no se esforzó en esconder su malestar por la negativa del piloto a continuar cuando en palabras del alemán, fue el propio piloto el gran instigador de participar finalmente en esta edición del Rally. “Nuestros mecánicos han trabajado duramente para tener el Buggy listo. Su decisión es una gran decepción para todos nosotros y un duro revés para el desarrollo del vehículos”